
Tampoco dio pistas de nuevas medidas de estímulo y aseguró que los datos económicos disponibles indican un crecimiento aún más frágil en el segundo trimestre que en el primero, cuando el alza del Producto Interior Bruto (PIB) fue de 1,9 por ciento.
También citó los resultados negativos de la política presupuestaria y la incertidumbre en torno a la evolución de las cuentas públicas, a lo que se suma el riesgo de una mayor tasa de desempleo, ubicada en junio en 8,2 por ciento.
Al mismo tiempo advirtió de las consecuencias de la crisis en Europa sobre la coyuntura estadounidense y mundial, y alertó que existe el peligro de que la aplicación de medidas de ahorro en el presupuesto estadounidense debiliten aún más la actual situación.
El presidente de la Fed llamó a los congresistas a atacar los desafíos fiscales de la nación, de forma tal que tomen en cuenta la necesidad de viabilizar las cuentas públicas y la fragilidad de la recuperación.
Desde hace dos años los legisladores estadounidenses no se ponen de acuerdo para recuperar el equilibrio fiscal a largo plazo, y estabilizar la deuda pública, que alcanza el ciento por ciento del PIB.
Otra preocupación es el llamado muro o precipicio fiscal, en el cual caería el país de no encontrar un plan para enfrentar el déficit, lo que podría estar en peligro por el aumento de impuestos y la reducción de gastos, que entrará en vigencia a comienzos del año próximo.
También alertó sobre el posible empeoramiento real de la situación en la euro zona, en particular la crisis en Grecia, la situación de los bancos españoles y en general la de las entidades bancarias europeas.
