Autor: Agencias
Denver, julio 31 – El presunto autor de la masacre de Denver, James Holmes, fue acusado en su segunda comparecencia ante la justicia de 24 cargos de asesinato y 116 cargos por intento de asesinato.
El joven procesado estudiaba Neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado y podría haber tenido una vida muy feliz.
En casa del herrero, cuchillo de palo. Vicisitudes de la fortuna, el maniaco con supuestos trastornos psíquicos se dedicaba precisamente a estudiar neurofisiología. Uno de los temas de sus informes fueron los trastornos bioquímicos y moleculares en el cerebro.
Holmes se identificaba con Joker, el enemigo de Batman. Antes de su ataque se tiñó el cabello de rojo y cuando le arrestaron dijo simplemente “Soy Joker”. ¿Pero por qué no se identificó con Batman y salió a la calle para enfrentarse a la delincuencia? “Siempre es más fácil seguir un mal ejemplo. Para la gente débil psíquicamente una imagen negativa es más atractiva. A un malhechor le ven libre de las leyes de moral y las normas”, cree el psiquiatra Maxim Sokolenko.
El joven investigador ruso Dimitry Shchekochikhin, de 27 años, vivía en un apartamento vecino al de Holmes. Contó a RT que “cuando la Policía buscaba al asesino y llamó a su madre, ella confirmó sin pensar que el atacante era su hijo. Es decir, conocía de antemano que padecía de ataques de nervios”.
Mientras que la defensa promueve la idea de la locura del procesado, la columnista y escritora Lynn Parramore considera que la masacre en Colorado es consecuencia de los problemas económicos que azotan EE.UU.
El paro juvenil crece cada año en el país, deprimiendo no sólo a las personas propensas a la autocrítica despiadada; sino también a la gente con un estado psíquico estable, subraya Parramore.
«Por lo que sabemos de momento sobre el asesino se puede deducir que el joven tenía todas las posibilidades para tener una vida feliz. Creció en una buena familia en San Diego”, dice Parramore.
El joven consiguió una beca para estudiar en la Universidad de California, donde en 2010 recibió el título de bachiller de Neurología. Según el rector de la Universidad, Timothy White, Holmes fue “el mejor de los mejores” y mostraba “un evidente potencial intelectual”.
Sin embargo, se tropezó con problemas de empleo. Según el vecino del acusado, Dimitry Shchekochikhin, James Holmes se vio obligado a ir a trabajar a McDonalds. En junio pasado suspendió sus estudios de postgrado por causas desconocidas.
El vecino ruso contó a RT que durante unos meses Holmes parecía deprimido, “igual que hacen muchos científicos arrogantes no contestaba a mis saludos” y “unas semanas antes de la tragedia se tiñó el pelo de color rojo”. Algunos hechos contados por Dimitry Shchekochikhin parecen coincidencias increíbles.
Por otra parte, provocan las sospechas de que el atacante dio a la sociedad bastantes posibilidades para prevenir la tragedia. “Cuando Holmes instaló bombas en su apartamento y se fue, dejó la música tecno puesta muy alta. Esto molestó a su vecina que llamó a la Policía. Pero nadie le contestó porque todos los agentes participaban en la búsqueda del asesino en el barrio donde estaba el cine”, comentó.
“He oído decir que Holmes envió un correo donde estaban escritos sus planes sangrientos a su ex profesor. Pero por un mal funcionamiento del correo en la Universidad el catedrático no lo recibió hasta hace poco”, dijo Shchekochikhin. En su primera audiencia en la corte hace una semana, Holmes no hizo ninguna declaración. Compareció como aturdido y atontado, cerrando ocasionalmente los ojos como si se estuviera quedando dormido.
Si el tribunal no admite el argumento de la defensa sobre los supuestos trastornos psíquicos del acusado, Holmes podría ser condenado a la pena de muerte.