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Martes, 26 de junio de 2012.- Sucedió el miércoles 20 de junio, salía de su casa a las siete y media de la mañana y ya no volvería, deja viuda y cuatro hijos. Luego de ser emboscado por cuatro hombres en dos motocicletas José Rios Pichardo quedó en el suelo inerte, sin vida y comenzó a formar parte de una estadística que no entendemos y nos negamos a aceptar pasivamente, la estadística de los dirigentes campesinos asesinados en tiempos de Revolución, sin que hasta el momento este fenómeno hasta donde conocemos, halla sido tratado como lo que es, un asunto de Estado y de Seguridad Nacional.

Están matando a nuestros dirigentes campesinos, a los que luchan por la recuperación de las tierras en manos de terratenientes y no observamos una acción contundente del Estado para detener esta serie de asesinatos que se acercan a los trecientos. Guardar silencio, permanecer callados ante semejante situación, no puede, ni debe ser política de un Gobierno Revolucionario, de un Pueblo Revolucionario.

Es hora que enfrentemos este flagelo de forma mancomunada, con el poder coercitivo del Estado y La Inteligencia Social, utilizando todos los recursos disponibles y si no son suficientes, crear los necesarios, a fin de poner punto final a esta serie de eventos donde nosotros ponemos las víctimas y no aparecen culpables, ni materiales, ni intelectuales.

Tiene la palabra el Gobierno Nacional, el Pueblo Organizado, El Poder Popular, estamos en el deber de proteger a nuestros ciudadanos, a nuestros dirigentes campesinos, es hora de reaccionar y detener esta barbarie. Viviremos y Venceremos.