La recomendación se materializa a través de un editorial publicado ayer tanto en lengua alemana como griega bajo el título «Resistid a los demagogos» y en el que el FT despotrica abiertamente contra Alexis Tsipras, el líder del partido de izquierda radical que promete liberar a los griegos de las medidas de austeridad en caso de salir ganador. Las encuestas reflejan una dura batalla entre Tsipras y el europeísta Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, por alzarse con la victoria.
Sin embargo, al Financial Times el tiro podría salirle por la culata. La exhortación a no votar a Tsipras le cayó como un tiro a los griegos, que consideran que ya es el colmo que la edición alemana de un periódico se atreva a meter las narices de ese modo en su política interna. Por mucho que esté en juego el futuro de toda la eurozona…
«Se trata de una intervención descarada y sin precedentes que ofende la dignidad nacional y que trata de minar la democracia», se quejan en el cuartel general de Syriza. «Ya sólo falta que la canciller alemana, Angela Merkel, venga a Grecia a votar en persona por la derecha».
De hecho, la propia Angela Merkel, con más sutileza que el FT, ha pedido hoy el voto para Samaras. «Es importante que en las elecciones griegas haya un resultado en el que el encargado de formar un nuevo Gobierno diga : ‘Sí, respetaremos los compromisos adquiridos».
Tampoco en la sede de Nueva Democracia ha sentado nada bien la intromisión del Financial Times. Y eso a pesar de que el prestigioso periódico económico pide claramente a los griegos que mañana den su voto en los comicios a Samaras. «Somos un pueblo orgulloso y no queremos ni órdenes, ni provocaciones, ni manipulaciones», ha sentenciado con sequedad un portavoz de Nueva Democracia. De hecho, muchos consideran que el respaldo del Financial Times a Samaras puede pasarle factura electoral, al presentarle como un líder ‘vendido’ a los poderes financieros alemanes.
«Demuestra una enorme una falta de tacto político», sentencia a propósito del famoso editorial la socialista Anna Diamantopoulou. «Vivimos bajo una dictadura alemana. Ya hasta se atreven a decirnos a quién tenemos que votar y a quién no», protesta Eftimios, un filólogo jubilado que cobraba una pensión de 600 euros que ha visto reducida a 400.