Este golpe institucional en pleno desarrollo, comparable por su gravedad al golpe de estado perpetrado en Honduras el 28 de junio de 2009 es un avance más de las fuerzas retrogradas que todavía tienen secuestrada parte de la institucionalidad de ese país y que está conectada con los graves acontecimientos de hace pocos días, donde un cruento desalojo de campesinos dejó un saldo de más de una decena muertos y otras tantas de heridos.
El campo paraguayo que hoy día en el siglo XXI luce en muchas formas como detenido en el tiempo, con groseros latifundismos semiesclavistas, es la mayor fuente de apoyo popular que ha tenido el Presidente Fernando Lugo desde su elección y llegada al poder, en el 2008.
Por eso no podemos desconectar ese atentado como una amedentración a esos sectores que ya se preparan a apoyar con una nutrida movilización la tentativa de destitución de Lugo a través de ese anunciado juicio político.
No se puede olvidar que Fernando Lugo es actualmente Presidente pro tempore de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) desde el pasado 29 de octubre de 2011 y que esta acción está dirigida de alguna manera a debilitar esta instancia de verdadera integración nuestroamericana, que por cierto ya se dispone a reunirse de emergencia para tratar este hecho. Indudablemente se les ven las costuras a los apátridas de siempre, que con tal de seguir las órdenes de sus amos imperiales son capaces de asesinar al pueblo y de trastocar el orden constitucional y la verdadera democracia que en nuestra América Latina está tratando de florecer en la última década. No podíamos esperar más de los vejestorios que se han opuesto repetidamente al ingreso formal de Venezuela al MERCOSUR. Si quieren que Lugo se vaya que consulten directamente al pueblo.