Bloomberg reveló sus planes en una entrevista con el diario The New York Times publicada hoy que ya ha recibido la crítica de asociaciones de empresarios que venden ese tipo de bebidas.
«La obesidad es un problema nacional y en todo Estados Unidos, los responsables de salud pública se lamentan y dicen que es terrible», dijo el edil a ese medio, al que declaró que «aquí se hace algo (…) Creo que es lo que la gente quiere que haga el alcalde».
La medida también afectaría a otros lugares muy habituales y populares de la ciudad donde los neoyorquinos suelen comer a diario, como los «delis» o restaurantes en los que se venden bocadillos, ensaladas y comida fría, o las franquicias de comida rápida e incluso los estadios deportivos, añade el diario.
En la prohibición quedarían incluidas desde las bebidas energéticas a los refrescos tipo soda o el té frío azucarado.
No lo estarían, sin embargo, las que tienen menos de 25 calorías, así como las aguas vitaminadas o el té sin azúcar, muy de moda entre los neoyorquinos y que contienen cero calorías.