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La economía global comete despiadadamente los mayores desafueros económicos, los cuales están estrechamente vinculados con la vida de la gente. Corrijo, con la vida en general. Acaba con las esperanzas, con los sueños, con la paz, con la visión de futuro. Pocas familias dominan el mundo. Poquísimos apellidos contestan “presente” a la cita del Club de Bilderberg: la realeza, los grandes miembros del sistema financiero internacional, políticos (es obvio: los que tienen “pedigrí” en el contexto mundial), dueños de los medios de comunicación global…Pero mientras eso ocurre, hay una generación que se rebela con toda su fuerza para dar al traste con tanta injusticia…

La profesora Orietta Caponi envió una noticia que, por lo trascendental, se dedicó a traducir al español. Sin duda, la reenvió para que conozcamos el pensamiento de Victoria Grant, una niña canadiense cuya conciencia debe expandirse como los grandes virus o las incomparables pandemias de este siglo (por cierto, provocados también por quienes asisten a los clubes antes referidos). Con tan sólo 12 años a cuestas, Victoria piensa a “vox populi” que todos los bancos deben irse fuera, “menos los del Estado”.

La nota dice textualmente que la niña -en el evento del Public Banking Institute de Filadelfia (realizado el pasado mes de abril)- explicó desde su punto de vista, cuáles son los males del sistema bancario.  El análisis de la infante es claro: “Los bancos nos roban dos veces porque se adueñan de los intereses sobre los préstamos de los ciudadanos, de los intereses que paga el Estado con el dinero de los contribuyentes. La solución para Victoria es simple: nacionalizar los bancos, para no pagar dos veces las altas tasas de interés”.

Una nueva generación en rebelión

Agrega la nota un dato que es revelador y que no debe pasar inadvertido, pues se trata del reflejo de lo que este sistema-mundo está moldeando en esta generación: seres humanos con un gran carácter, hastiados de las condiciones de explotación y del “robo” permanente al que nos somete el inexorablemente el sistema, tratando de acabar por la vía de la fuerza con las conciencias. Pero sin lograrlo. En el mundo hay muchas Victorias Grant, hay muchos niños como los nuestros (los venezolanos), hay muchos Pedro, María, Francisco, Simón, José, Martín, Isabel, Julio, Ana, Sara…

En el evento la niña habló durante 6 minutos. En ningún momento se emocionó. (Imagino que se mantuvo incólume). Se pronunció ante un público de banqueros y economistas, quienes quedaron desarmados ante sus palabras. Su discurso empezó con 5 preguntas: “¿Se han preguntado alguna vez por qué Canadá está endeudado? ¿Se han preguntado alguna vez por qué el gobierno le imputa a los canadienses tantos impuestos? ¿Se han preguntado alguna vez por qué los banqueros de los más grandes bancos canadienses son cada vez más ricos y nosotros no? ¿Se han preguntado alguna vez por qué nuestra deuda nacional supera los 800 millardos de dólares y por qué les pagamos 160 millones de dólares cada día a los banqueros privados sólo para cancelar los intereses de esa deuda? Son 60 millardos de dólares cada año ¿Se han preguntado alguna vez el por qué de estos 60 millardos de dólares?”.

La solución que ofreció Victoria desarmó aún más al público presente: ¡Fuera los bancos privados¡, permitir sólo bancos estatales. Una manera para no pagar dos veces y salvar al contribuyente ahorcado por la crisis.

La niña sostuvo una teoría económica. Una teoría con profundo sentido social. Como lo reclama el mundo de hoy. Como lo demanda Europa. Como lo exigen los pueblos de Grecia, Italia, España, EEUU… Pues ya el sistema capitalista, ni sus prácticas, ni sus instrumentos (visibles a través de los organismos internacionales), no se soportan a sí mismos.

Victoria: la conciencia de un premio nobel

Para entender la crisis hay que escuchar lo que dijo Victoria, y aplicarlo. El economista Paul Krugman recientemente explicaba que lejos de plantear una reducción del gasto público y de la inversión, los países inmersos en la crisis actual deben impulsar la inversión, así como fortalecer el rol del Estado.

El Premio Nobel de economía, afirma en su nuevo libro, «¡Acabad ya con esta crisis!», que la histeria en torno al déficit limita la recuperación económica en un momento de alto desempleo y salarios estancados. «Si el gobierno gastara más dinero, y si recontratara a los maestros, bomberos y oficiales de policía que han sido despedidos en los últimos años debido a los recortes del gasto público, sería un gran paso en el largo camino para volver al pleno empleo… En este momento el problema es que no se está gastando lo suficiente. Es necesario que el gobierno tome medidas para generar la demanda que necesitamos crear… Las medidas de austeridad frente a la recesión se han impuesto de una manera como no sucedía desde los años 30. Los resultados son claros. Es un desastre», llegó a afirmar en su texto.

Es, en síntesis, el planteamiento de Victoria, quien pide más Estado y echar fuera de su realidad al capitalismo salvaje. Es una niña que demostró que la conciencia no es un asunto de edad.

(*) Periodista- Trabajadora Social. Profesora universitaria.