Según remarca el diario griego ProthoThema, la caída de la financiación de muchas prisiones ha provocado que cientos de presos se encuentren desnutridos y sobrevivan gracias a la caridad de comunidades locales.
De este modo, después de que el ministro de Justicia haya hecho oídos sordos ante las quejas, 84 prisioneros se han quedado en manos de la caridad de los ciudadanos, cuya respuesta, por otro lado, ha sido inmediata.
En Corinto, algunos grupos de vecinos se han organizado rápidamente para ayudar a los prisioneros, y han empezado a recopilar comida bajo el convencimiento de que “se les han negado derechos por justicia, pero conservan su dignidad como seres humanos”. La prisión pide arroz, pasta, carne congelada y huevos.
La de Corinto no es la única cárcel con problemas de suministro. Durante los últimos meses, en otras como las de Patras y Alikarnassos, los prisioneros que no se pueden permitir comprar comida en el bar del centro penitenciario se han quedado en varias ocasiones sin comida.