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¿Cómo capta la CIA a sus agentes en Venezuela? (3/3)

Luego del complicado proceso de conformación de planes operativos por
los analistas de la CIA, su instrumentación operativa, selección del
personal de agentura y determinación de las fuentes logísticas y de
financiamiento, se llevan a cabo varias acciones que pueden
desarrollarse en forma paralela o en momentos sucesivos. Entre estas
se encuentran:

1)  Creación de condiciones para la puesta en marcha de los planes operativos.
2)  Entrenamiento de  los agentes seleccionados.
3) Establecimiento de las redes de espionaje y determinación de las
formas de comunicación, control y monitoreo.
4)  Evaluación de los resultados.

En el primero de los casos se necesita de un complicado conjunto de
oficiales CIA, cuyas misiones son fundamentalmente de soporte a las
tareas de los agentes que cumplen las misiones asignadas. Estos
oficiales radican fundamentalmente en la embajada norteamericana y son
los encargados de dirigir a las redes que actúan sobre el terreno.

Por sus funciones, existen diferentes tipos de oficiales y agentes
cuya actividad puede ser claramente caracterizada:

Oficial de Enlace: Es un oficial CIA acreditado legalmente en
Venezuela con una fachada diplomática y que subordina a un grupo de
oficiales operativos en la misión diplomática. En este caso este
oficial sirve de jefe de la actividad de inteligencia y coordina las
acciones inter agencias representadas en el país, tales como la CIA,
el FBI, la DIA, el NSA y la DEA, entre otras. Con independencia de que
existen ciertas conjeturas que apuntan hacia James Derham como el
principal COS en Venezuela, está bien claro que hay otros oficiales de
la Agencia cuyo rol e importancia es cuidadosamente oculto con
diversas tapaderas, entre las que se destacan principalmente las
Oficinas de Prensa y Cultura, servicios consulares, agregados
políticos y de la USAID.

La función de estos oficiales operativos es la de crear redes de
espionaje, actividades de reclutamiento y sonsacamiento, atención a
grupos provocadores que actúan públicamente, atención a la agentura
operativa y recolección de información. Varios de estos oficiales se
dedican a desarrollar la actividad de análisis sobre objetivos dentro
del gobierno, movimientos sociales, partidos políticos, intelectuales,
profesionales y líderes sindicales, campesinos e indígenas. Para ello
cuentan con una vasta red de colaboradores en las filas de la
oposición y que se encargan de tareas tales como seguimiento a
dirigentes, acciones provocadoras, búsqueda de información, tareas de
comprometimiento y muchas otras.

Muchos de estos agentes operativos o de campo cumplen tareas de apoyo
para la instalación y ulterior funcionamiento de redes operativas,
dedicándose a búsqueda de casas de contacto, adquisición de equipos de
comunicación, armamento, transporte, colocación de medios de escucha,
así como a la conformación de perfiles por encargo de personas
susceptibles de ser captadas como agentes mediante diversas formas,
que van desde el comprometimiento hasta la libre colaboración. Varios
de estos agentes se dedican a tareas de seguimiento de personas de
interés, al estudio de formas de acercamiento a los mismos, a
recopilación de información sobre ellos y a detectar posibles
vulnerabilidades.

Otros agentes operativos desempeñan labores de subversión ideológica
actuando directamente con los representantes de la prensa opositora,
de partidos anti bolivarianos y diversos grupos sociales para hacer
valedero el discurso político contrarrevolucionario. De la misma
manera, una de las misiones principales de la labor de los agentes
operativos de la CIA en Venezuela es la orientación a sus agentes para
la promoción de focos de tensión y la exacerbación del descontento
popular ante las medidas gubernamentales. Parte de este trabajo radica
en la desinformación y la tergiversación manipulada de las medidas
gubernamentales, así como en la afectación deliberada de los servicios
y el desabastecimiento artificial a la población, incitación a la
violencia en los centros penales, afectaciones en el servicio del
metro, cortes injustificados del servicio eléctrico y otras
afectaciones creadas, en la mayoría de los casos, de manera solapada.

Es bueno destacar el papel de agentes operativos que realizan labores
de infiltración dentro de los diferentes niveles gubernamentales,
dentro de las filas de los sindicatos y de las fuerzas progresistas,
con la finalidad de promover brechas en la unidad política e
ideológica de los mismos. Durante largas décadas la CIA ha obtenido
excelentes resultados con estos procedimientos de infiltración y los
daños ocasionados aún perduran y tienen efectos nocivos dentro de
Venezuela. A la larga, estos agentes provocadores terminan sumándose
públicamente hacia posiciones de derecha, manteniendo sus vínculos con
la agencia como elementos de desestabilización y ataques ideológicos.
Han sobresalido en estos casos Armando Díaz, de Bandera Roja; Andrés
Velázquez; Rafael Pizani Jr.; Teodoro Petkoff; Pompeyo Márquez;
Douglas Bravo; Gumersindo Rodríguez y Américo Martín; entre otros.
Fueron, en esencia, topos de la CIA.

Un factor clave del trabajo de la CIA en Venezuela lo es el disponer
de una extensa red de colaboradores e informadores, que no
necesariamente se involucran como agentes. Simplemente su colaboración
parte de posiciones ideológicas, ambiciones personales, necesidad de
favores y otras motivaciones, cooperando de manera activa con los
oficiales operativos que los han logrado convencer de su apoyo.

Gracias al trabajo de los agentes de campo y de los colaboradores, la
CIA ha logrado contar con un apreciable y efectivo grupo de personas
capaces de ofrecer las tapaderas, coberturas y apoyo necesarios a los
agentes que ingresan desde el exterior para cumplir sus misiones o que
se mueven como agentes flotantes dentro del país, sobre todo para
cumplir funciones de monitoreo en tiempo real, recepción de
información, impartir orientaciones, realizar determinadas acciones
violentas como secuestros, asesinatos y atentados, así como otras
diversas misiones. Estos colaboradores contribuyen a dar un marco de
legalidad a la presencia de los agentes de penetración o indicadores.
Este tipo de colaboradores no excluye la existencia de un grupo que
actúa por motivos diversos tales como estimulación monetaria,
venganzas, etc., y que sirven para fortalecer ciertas fachadas a los
agentes de campo, como son las prostitutas, maleantes, personajes
corruptos  y otros prototipos.

Un tema controversial para el contraespionaje en Venezuela lo
representan dos tipos de agentes muy empleados por la CIA: los Agentes
Bandera y los Agentes Liquidables. En el primero de los casos son
agentes que ofrecen información y cumplen tareas del enemigo, sin
pensar que están sirviendo a la propia CIA. Pasan información sobre
dirigentes y otros temas sensibles a supuestos servidores del
gobierno, quienes los han sonsacado con esta falsa imagen. Por ello,
es importante no compartir información con personas a las que no se
haya debidamente comprobado su papel dentro del gobierno. En el caso
de Agentes Liquidables hay que entender que son parte del juego
operativo y que, generalmente, ofrecen pistas demasiado evidentes que
conllevan a su captura. Su fin, muchas veces no premeditado por ellos,
es desinformar a los órganos de contrainteligencia bolivariano.

La segunda cuestión esencial es el entrenamiento del agente que
cumplirá la misión diseñada por la CIA, y el que debe corresponderse
con las características de la misma.

Un entrenador de la CIA, Chase Brandon, caracterizó los métodos y el
complejo proceso de reclutamiento de su institución de la siguiente
manera: «El entrenamiento que se lleva a cabo en la Agencia es muy
interesante y, de hecho, tenemos un área dedicada exclusivamente al
entrenamiento clandestino de nuestros oficiales de operaciones.» (.)
«Yo soy consciente de que la gente cree que nosotros llamamos La
Granja a esa área. En los términos más clásicos de la Agencia, yo no
puedo ni afirmar ni negar que ese lugar exista efectivamente, pero lo
que sí puedo decir es que si nosotros quisiéramos darle un nombre
interesante a un lugar de entrenamiento como ese, La Granja sería
probablemente un nombre más que adecuado.»

El propósito de un buen entrenamiento es, primero que todo, aprovechar
las potencialidades específicas del futuro agente, así como
desarrollar aquellas que le sean de utilidad en su trabajo posterior
en el terreno. Los resultados deben lograr una combinación de
conocimientos, aptitudes, habilidades y rasgos personales distintivos,
entre los que sobresalgan la discreción, alto grado de socialización,
estabilidad emocional ante situaciones de riesgo, creatividad,
motivación, apego a las normas, versatilidad, capacidad de
desdoblamiento, memoria efectiva, dotes histriónicas, capacidad de
sonsacar,  conocimiento de idiomas, rapidez de aprendizaje,
adaptabilidad, alto poder de observación, destreza en la manipulación
del armamento, dominio de tecnologías de la comunicación, poder
distinguir lo importante y prioritario, don de gentes y compromiso.

Por norma general, el agente es aislado y se dedica a estudiar las
características de la zona o país en el que operará. Debe estudiar la
historia, la geografía, las costumbres y hábitos de las gentes, su
forma de expresarse y todo lo que le permita pasar inadvertido de
acuerdo con su leyenda. Si asume una identidad falsa, debe estudiar
rigurosamente el leyendamiento de la fachada que asumirá. Esto es
vital en esta fase del entrenamiento.

Los conocimientos generales que requiere dominar un espía son
universales y comprenden estudios de tablas de indicios, chequeo y
contrachequeo, escritura secreta, medios de comunicación, preparación
de buzones y escondrijos, técnicas evasivas, defensa personal, reglas
para el contacto con su oficial operativo y otros procedimientos
elementales, que incluyen, desde luego, las técnicas para burlar el
polígrafo y las técnicas de interrogatorio.

Aunque todas estas características han de ser afines a cualquier
agente, con independencia de las tareas que realizará, existen otros
conocimientos más específicos, según la misión sea relacionada a
actividades violentas o lucha irregular. En este caso es indispensable
tener un estado físico óptimo, ser experto en armas de diverso tipo,
resistencia ante el aislamiento o la tortura, ser un tirador certero,
especialista en explosivos, habilidad en el manejo de varios tipos de
vehículos, experto en combate cuerpo a cuerpo, gran capacidad de
movilidad, estar familiarizado en los procedimientos de combate en la
selva o en las ciudades, enmascaramiento, etc.

Para la CIA es sumamente ventajoso reclutar y preparar agentes con
cierta experiencia anterior que se corresponda con las tareas que
realizará en Venezuela. Por ello son sumamente preciadas para la
Agencia aquellas personas que han combatido con anterioridad y que
hayan servido en las fuerzas armadas, en grupos paramilitares o como
mercenarios a sueldo.

Actualmente muchos de estos agentes se entrenan, como señalamos
anteriormente, en varios países y su finalidad es ser empleados como
fuerzas agresivas contra Venezuela. Por el concepto de los planes
estratégicos del Pentágono y la CIA, estos agentes no son realmente
unidades regulares sino pequeños destacamentos móviles, de gran
capacidad combativa y cuyas misiones son propias de las fuerzas
irregulares. Los planes estratégicos que incluyen una intervención
militar directa no excluye, por supuesto, el empleo de estos grupos
como teams de infiltración en la retaguardia. De la misma manera, su
movilidad, versatilidad, capacidad de fuego, entrenamiento y otras
fortalezas, los hacen efectivos para dar golpes sorpresivos a las
fuerzas vivas y contra objetivos militares, políticos y económicos a
lo largo del país, fundamentalmente en las zonas fronterizas.

Estos grupos, tanto por su diseño como su preparación, los hacen
cercanos a los grupos contrarrevolucionarios que actuaron en Libia y
lo hacen actualmente en Siria. De la misma manera, estos agentes están
capacitados para llevar a cabo la eliminación selectiva de mandos
militares, dirigentes políticos y otros objetivos de interés en las
zonas en las que operan.

La CIA ha concebido este tipo de grupos operativos en situaciones
coyunturales, derivadas del contexto político específico en que viva
en Venezuela. Son propensos a realizar provocaciones armadas, montajes
bélicos en forma de autoagresiones, ataques relámpagos, secuestros y
aniquilación, sabotajes y otras contingencias, relacionadas con la
subversión.

La reciente aparición de armas sofisticadas por parte del Pentágono y
la CIA, tales como un proyectil cuya alta sofisticación le permite,
según sus creadores, «dirigirse por sí solo, corregir su vuelo e
impactar en un blanco designado a través de un sensor óptico», a una
distancia efectiva de hasta un kilómetro y el empleo de minúsculos
drones conocidos como Switchblade (Navaja), empleados ya en Afganistán
y que apenas pesan 2,7 Kg, siendo capaces de transportarse en una
mochila, y de volar a una altura de 150 metros, con alta eficacia en
la observación y eliminación de blancos, los hacen factibles de ser
usados por fuerzas ligeras como estos grupos que están siendo
entrenados por la CIA, en bases de EE UU, Colombia, Panamá, Israel,
México, Honduras y, probablemente en Uruguay y Chile.

Estos grupos de choque actúan también como redes de espionaje, al
igual a las que se preparan por la CIA en ciudades como Caracas, donde
se han montado los requerimientos logísticos necesarios, como casas de
contacto, buzones, armamento, transporte vehicular diverso, medios de
comunicación sofisticados, fuentes de dinero fácilmente accesibles,
apoyatura y monitoreo permanente por parte de los oficiales
operativos.

Ya existen varias de estas redes actuando en Venezuela y no deben
creerse impunes. La gran tarea de los órganos de contraespionaje
bolivariano es penetrar a las mismas y mantenerse vigilándolas hasta
que llegue el momento de su desarticulación. Eso, sin lugar a dudas,
se está haciendo.

Estas mismas redes, que cumplen tareas diversas, disparan un flujo
informativo permanente que va a parar al centro de la CIA en Caracas y
Langley, así como al propio Pentágono. Allí son procesadas por los
analistas de estas instituciones hasta el más mínimo detalle.

Estos analistas reúnen también ciertos requisitos como los propios
agentes, aunque su misión parezca abstracta y diferente entre ellos.
Sin embargo, un analista efectivo son curiosidad, objetividad,
imparcialidad, paciencia, utilización de instrumentos de prospectiva,
sistematización de datos, eficiencia en la formulación de  hipótesis,
alto nivel de especialización, alto grado de compartimentación,
respeto a las reglas institucionales, etc.

Con el análisis de la información recopilada, más valiosa cuando se
obtiene en tiempo real, parece cerrase un ciclo, que siempre generará
otras acciones posteriores.

Hoy en día la CIA actúa en Venezuela, más no lo hace con completa
impunidad. Siempre habrá un ojo que lo verá todo y un oído que sabrá
lo que dicen sus agentes. Es una batalla de hombres con principios
contra mercenarios y medios sofisticados. Es una batalla a favor de la
verdad y la razón. Es una batalla por la Patria de Bolívar.

Leon Panetta (Director General de la CIA) se quedará con las ganas,
ahora, como con las inútiles «sorpresas» que prepara para el 7 de
octubre.

(Continuará con un capítulo final)