Autor:

El gobierno estadounidense, luego de rendir un informe devastador sobre la corrupción policíaca en Puerto Rico en 2011, trajo sucesivamente a un norteamericano, Joseph S. Campbell, un especialista  de inteligencia, para dirigir la oficina del FBI en San Juan y al controvertido Héctor Pesquera, ex agente de inteligencia del buró federal de investigaciones, para encargarse de la Policía de la isla caribeña. Resultado: la totalidad de las fuerzas de seguridad de Puerto Rico está hoy día en manos de dos agentes de la Inteligencia norteamericana.

El 8 de septiembre pasado, el gobernador de este colonia norteamericana, Luis Fortuño, ya preparaba la opinión pública con la presentación de un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos donde se denunciaba que la Policía de Puerto Rico sufría “un elevado grado de corrupción, efectúa registros e incautaciones ilegales, discrimina a extranjeros y abusa de la fuerza”.

El fiscal general adjunto de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Thomas E. Pérez, estuvo en la Isla en persona para la presentación del documento donde se denunciaba  que la Policía puertorriqueña era responsable “de numerosas muertes consecuencia de sus violentas prácticas”.

En presencia de Fortuño, el fiscal federal anunció que su Departamento se había propuesto que la Policía puertorriqueña “modifique sus procedimientos”, declarando que el cuerpo policíaco llevaba “años violando la cuarta enmienda de la Constitución estadounidense, al recurrir al uso de fuerza excesiva y al registro e incautaciones ilegales”.

Como si violencia y abusos no se señalaban en todo el territorio norteamericano. Para citar un solo caso, una investigación reciente señaló que en la Ciudad de Nueva York, las detenciones por parte de la policía local alcanzaron 600.000 en 2010, el doble de 2004.
“No será fácil. Las cosas no cambian de un día para otro”, dijo Pérez, de ascendencia dominicana, en un español dudoso en esta conferencia de prensa durante la cual advirtió, con la debida arrogancia colonial, “que la Constitución estadounidense debe ser respetada en Puerto Rico”.

La isla caribeña se encuentra sometida desde 1898 al dominio de Estados Unidos, que la invadió.

Campbell, encargado de “investigaciones sensibles”

Apenas tres semanas después del “escandaloso” informe, el director del FBI, Robert Mueller, nombraba un estadounidense de pura cepa, el Agente Especial Joseph S. Campbell, a cargo de la División de San Juan.

Campbell es un licenciado en Ciencias políticas que dirigía hasta entonces los equipos responsables de las “investigaciones sensibles” en la sede del FBI.
En noviembre de 1998, Campbell era agente especial de supervisión en la División de Contraterrorismo y armas de destrucción masiva (ADM) en este mismo cuartel general del FBI.

En febrero de 2001, fue ascendido a Agente Especial  de la Fuerza de Tarea Conjunta del Terrorismo de la División de Denver donde fue más tarde encargado de la inteligencia, de la lucha contra el terrorismo, y de la contrainteligencia.

Pesquera, especialista de las “tareas sucias”
El 28 de marzo último se completaba la operación.
El gobernador Fortuño, revelaba que se había escogido a Héctor Pesquera, ex jefe del FBI de Miami «mafió» el arresto de  cinco cubanos infiltrados en grupos terroristas de la Florida, como nuevo Superintendente de la policía puertorriqueña.

Oveja negra de una familia puertorriqueña comprometida con la lucha para la independencia de Puerto Rico, Pesquera es un especialista de las tareas de inteligencia “sucia” de la policía federal, también conocido por haber manejado en la isla, el caso de los terroristas cubanoamericanos del yate La Esperanza que terminaron absueltos.

Se le conoce también por haber participado en una reunión en Panamá en la que se planeó el asesinato del fiscal venezolano Danilo Anderson; y por haber conspirado con José Guevara, un ex agente de los Servicios de Inteligencia venezolana que chantajeaba al ex jefe de la Inteligencia peruana, Vladimiro Montesinos.

Pesquera era jefe del FBI de Miami y perseguía los anti-terroristas cubanos mientra a unos kilometros de su oficina los autores del 9-11 se preparaban para este atentado.

Horas después de su nombramiento, la Federación Universitaria Pro Independencia (FUPI) de Puerto Rico organizó un piquete ante el cuartel general de la Policía,  y el clandestino Ejército Popular Boricua (EPB-Macheteros) denunció en un comunicado  la persecución política que, aseguro, pronto desataría. Con la llegada de Pesquera a la policía puertorriqueña, señaló el grupo, se criminalizará la lucha por la independencia de esta isla del Caribe,

El Senado puertorriqueño, cuya mayoría controla Fortuño, aprobó el nombramiento rápidamente.

Puerto Rico es una colonia de los Estados Unidos. Los puertorriqueños son ciudadanos americanos pero no pueden participar en las elecciones presidenciales. Sin embargo, tienen que registrarse en el ejército americano.