Strategic Culture Foundation
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No soy ningún economista, Dios sabe, no pretendo ser un experto en ninguna especialidad aunque tengo mucha experiencia en política, derecho y radiodifusión. También soy un entusiasta historiador aficionado. Soy un ciudadano de vieja data de una gran masa territorial poblada por muchos y diversos pueblos, con diferentes idiomas y orígenes. País que mantiene dos idiomas oficiales, es decir, francés e inglés. Sería bueno notar que en la parte que yo habito en el país, el único francés que uno ve es en los avisos oficiales de los edificios públicos y donde yo vivo existen muchas más expresiones de culturas asiáticas que francesa. Esta experiencia de vida, yo creo, constituye un límpido espejo a través del cual veo a la Comunidad Europea de manera excepcional y espero que sea precisa.
En el mes de septiembre de 1946 con la II Guerra Mundial apenas a un año de su fin, Winston Churchill pronunció un discurso en la ciudad de Zurich que es visto por muchos como el momento de concepción de lo que es hoy la Comunidad Europea. El mes de marzo anterior, Churchill había acuñado o por lo menos reacuñó el término Cortina de Hierro. Estos dos discursos, aunque no hayan lanzado la Comunidad Europea por los menos le brindaron una base sobre la cual construirla, (estos discursos pueden ser fácilmente escuchados en Google o cualquier otro motor de búsqueda. Deben ser escuchados).
Para mi, uno de los factores causantes de las actuales dificultades en que se encuentra la Unión Europea, es la absoluta falta de comprensión del discurso de Zurich. Winston Churchill trató por todos los medios para separar a Gran Bretaña de cualquier involucramiento en un Estados Unidos de Europa, como él lo denominó. Con cautela habló de “agrupaciones mundiales” en las cuales Gran Bretaña y la Comunidad Británica de Naciones eran una sola cosa. Churchill se refirió al apoyo a los Estados Unidos de Europa por parte de la Comunidad Británica de Naciones, por Estados Unidos y posiblemente por la Unión Soviética. Habló de la “familia europea” de tal manera que quedara claro que no incluía a Gran Bretaña. Habló de la reconciliación de Francia y Alemania como un “primer paso” en la asociación de Europa, que él, el más destacado británico de su época no incluyera a Gran Bretaña en esta reconciliación y “primer paso” es en extremo significativo.
En el año 1967 el entonces presidente Charles de Gaulle vetó la solicitud de ingreso de Gran Bretaña diciendo en una conferencia de prensa en el Palacio del Elíseo en París a la cual asistieron más de mil diplomáticos, funcionarios públicos y ministros junto a los periodistas, acusando a Gran Bretaña de una “arraigada hostilidad” hacia la construcción de Europa.
Señaló que Londres demostró una “falta de interés” en el Mercado Común y exigió una “transformación radical” antes de ingresar a la Comunidad Económica Europea, CEE. “El actual Mercado Común, tal como está, es incompatible con la economía de Gran Bretaña” indicó.
De acuerdo con el informe de la BBC, de Gaulle advirtió a los cinco socios de Francia que si ellos trataban de imponer a Francia el ingreso británico, esto redundaría en la ruptura de la comunidad. Prosiguió señalando un listado de aspectos de la economía británica, desde sus prácticas laborales hasta la agricultura, que, según él, la hacían incompatible con la calidad de miembro. De Gaulle también incluyó en este sentido los vínculos de la Comunidad Británica de Naciones del Reino Unido y sus vínculos y amistad con Estados Unidos. (A de Gaulle mal se le podría recordar como un admirador de Estados Unidos).
En 1973 de Gaulle sostuvo que “en efecto, Inglaterra es insular, es marítima, está vinculada a través de su intercambio comercial, sus mercados, sus líneas de suministros con los más diversos y más distantes países; Inglaterra lleva a cabo esencialmente una política industrial y comercial y solo en pequeña escala agrícola. En todo su quehacer Inglaterra exhibe hábitos y tradiciones muy originales y marcadas…” De hecho, Gran Bretaña si ingresó a la Comunidad Europea el año 1973 pero he aquí el problema: nunca lo hizo en cuerpo y alma.
Puedo señalar, como frecuente visitante de Gran Bretaña y a veces registrando las opiniones de los poderosos, que en el mejor de los casos, “de todas formas” ingresó…” El Reino Unido no está en la Euro Zona y se niega a contribuir al rescate de miembros golpeados por la pobreza. Esa es la esencia del asunto, por cuanto indica que Inglaterra opta por los beneficios pero nunca por las obligaciones y esto data desde hace mucho tiempo.
En realidad, la relación del Reino Unido con Europa se parece a su relación con Irlanda, “presente cuando las cosas están bien, ausente cuando están mal.”
Esto se parece bastante con Canadá, la apoya cuando compite en el campeonato de hockey sobre hielo con Estados Unidos, pero a los tortazos con ella cuando se trata de problemas regionales o provinciales (ya no es lo mismo). Durante una de estas frecuentes peleas de Ottawa por una parte de los ingresos energéticos de la Western Canada, es común ver en los parachoques de los carros en Alberta etiquetas que dicen “¡Que los bastardos orientales se congelen esta noche!” Y no lo dicen en broma.
El oleoducto propuesto desde Alberta a través de la Columbia Británica hacia la costa con el consecuente tráfico de tanqueros a lo largo de la costa tiene todas las características de grave violencia. La gran diferencia entre las luchas internas de Canadá y la relación del Reino Unido con la Comunidad Europea es que Canadá no tiene para dónde ir.
Para empeorar aun más las cosas, los colapsos económicos dentro de Europa (sin la ayuda de Inglaterra que observa desde afuera) hacen difíciles de impedir que las políticas internas se tornen autodestructivas. Hacer que Alemania y Francia apoyen –aunque no muy a gusto—varios rescates de miembros en apuros ha sido bastante difícil, pero ahora que ha habido un enorme cambio en la política de Francia se plantea la pregunta si estos dos países se van a separar respecto de este problema. Si es como yo creo que habrá una gran presión sobre Gran Bretaña para que participe en el juego, esto provocará aun más el escepticismo europeo.
Winston Churchill, incuestionablemente el hombre del siglo XX, previó los problemas de Gran Bretaña por alejarse de sus socios tradicionales. Supo por su dominio de la historia y la política que su país a menudo ha estado “con” Europa pero nunca ha sido parte de ella. Se trata de la política británica de vieja data de considerar el Canal como un foso obsequio divino como un hábito, yo creo, imposible de erradicar.
La Comunidad Europea es una suerte de “esquema de ponzi” (operación inversionista fraudulenta) a la inversa. Donde en la versión tradicional el gestor toma el dinero del nuevo incauto para pagar a otro, aquí los nuevos jugadores tienen el dinero y los jugadores originales son los que tienen que darse el baño financiero.
De Gaulle tenía razón al ver a Gran Bretaña como miembro no idóneo del “club” o siquiera como miembro asociado. No es cuestión de si Gran Bretaña deba ingresar, convertirse en euro nación y sumarse a los rescates (y a los otros que vendrán) debido a que como todas las naciones y la mayoría de las gentes, pondrá en primer lugar sus propios intereses. Esto no matará a la Unión Europea pero de seguro tendrá un mal caso, lo que mi madre solía llamar el culillo político y económico en el futuro previsible.
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