
En su solicitud al Consejo de Seguridad de la ONU y la CPI, Aisha Gaddafi calificó de “crímenes de guerra” los asesinatos de su padre y su hermano, Muatasem, y exigió una investigación internacional independiente.
El hijo de Gaddafi, Seíf al-Islam, se encuentra en el territorio libio. La Corte Penal Internacional exigió extraditar sin dilaciones a Seíf al-Islam para juzgarlo en La Haya. Las nuevas autoridades libias rechazaron entregarlo a la CPI. Últimamente ciertos medios noticiosos en reiteradas ocasiones reportaron que Seíf es sometido a torturas en cautiverio.
Durante nueves meses, de febrero a octubre de 2011, que duró la financiada rebelión en Libia murieron miles de personas como consecuencia de los bombardeos “humanitarios” de la OTAN y en enfrentamientos entre “rebeldes” mercenarios y seguidores de Gaddafi.
Gaddafi, que estuvo en el poder 42 años, fue capturado por fuerzas de la OTAN y entregado a los “rebeldes” quienes lo asesinaron en las inmediaciones de Sirte, su ciudad natal.
Junto con el ex dirigente libio fueron asesinados su hijo Muatasem y el ex ministro de Defensa. Según algunas fuentes y videos difundidos por la prensa, Gaddafi y Muatasem fueron sometidos a tortura antes de ser ajusticiados.
La CPI prometió investigar la muerte de Gaddafi aunque primero espera un informe por parte de las ilegítimas y autoimpuestas autoridades libias que realizan su propia investigación.