El euro no resistirá. Es la conclusión del exsecretario general de Hacienda y prolífico escritor, Juan Francisco Martín Seco. El economista participó en el Club Faro del pasado viernes, en donde habló de su último trabajo publicado: «Economía. Mentiras y trampas» (Península). |
–El Gobierno acaba de anunciar que subirá los impuestos que gravan el consumo, se entiende que el IVA y el aplicado a carburantes o alcohol. Habían dicho que no lo iban a hacer… ¿No quedaba otra?
–Yo creo que, en economía, nunca hay medidas que haya que tomar. No hay ninguna medida inevitable e innecesaria. Por ejemplo, y en vez de subir los impuestos indirectos, subir los indirectos. Y, en lugar de subir el IVA, aumentar el impuesto de sociedades. Por otra parte, estamos en un círculo vicioso. Cuantas más medidas de ajuste hacen, el déficit más se incrementa. Y los ingresos no suben, claro. De nada vale subir los tipos si la actividad está por los suelos.
–La ley de Presupuestos estima que, a cierre de este año, la recaudación va a ser inferior que el año pasado. Pero en 2011 hubo un ligero crecimiento, y este año no va a ser así. ¿Es creíble?.
–En estas cosas siempre se manejan previsiones. Pero no hay que olvidar que los ingresos tienen una cierta elasticidad sobre el PIB, pero sobre el PIB nominal. Es decir, puede no crecer la economía pero sí la inflación. Ahora, indudablemente, con una caída de la actividad lo más lógico es que los impuestos no sólo no suban sino que bajen.
–Esto que hemos dado en llamar los mercados parece que no se creen las cuentas. ¿Tienen razón porque son optimistas o los mercados no hacen excesivo caso a los PGE?
–Lo que habría que empezar a decir es que a los mercados les importa mucho más la actividad económica que el déficit. Se dice que hay que hacer ajustes para recuperar la confianza en los mercados, se hacen ajustes y los mercados siguen jugando en contra. ¿Y por qué? Porque lo que les importa es la actividad económica.
–¿Y qué pasa ahora con Europa?
–La postura de los mercados frente a ciertos países está marcada porque no se creen la unión monetaria. Piensan que, mientras exista, será muy difícil que determinados países crezcan. ¿Cuáles? Los que tienen o han tenido déficit por cuenta corriente y no pueden devaluar. Es tan fácil como pensar que, sin poder devaluar la moneda, será muy difícil que Grecia, Portugal, Irlanda, España o Italia puedan crecer. De ahí la diferencia en los tipos de interés con respecto a la deuda alemana.
–¿Hay un patrón definido que guíe al Gobierno a la hora de aplicar ciertos recortes? La decisión de ahorrar 10.000 en Sanidad o Educación, por ejemplo, ¿cree que se debe a una necesidad de cortar gasto o a un cambio estratégico con vistas al futuro?
–La estabilidad presupuestaria está bien, pero hay que hacerla a medio y largo plazo. Lo que es absurdo es fijarse únicamente en un año, porque entonces se pueden cometer muchas equivocaciones y es lo que está sucediendo en estos momentos. La presión de los intérpretes de los mercados, con la señora Merkel a la cabeza, está forzando a los países a tomar medidas que creo que son absolutamente contraproducentes. Se está haciendo de manera muy precipitada, hundiendo economías.
–En esa Europa de dos velocidades tenemos una periferia que no acaba de arrancar. ¿Hacia dónde camina Europa?.
–Hacia el desastre. Europa camina hacia el desastre desde el tratado de Maastricht, como mínimo. Se ha querido cuadrar el círculo, y éste no se puede cuadrar. El experimento de hacer una unión monetaria sin unión política y fiscal jamás ha funcionado. Es una experiencia nueva que va en contra de todo razonamiento económico. ¿Dos velocidades? No, de 27 velocidades. Y querer que Grecia y Alemania tengan el mismo tipo de cambio es imposible. No hay impuestos europeos, una seguridad social europea… Esto no es que lo diga ahora, lo dije en 1998, lo dije en Maastrich. Soy bastante pesimista..
–¿Hasta dónde de pesimista?.
–Creo que la unión monetaria no tendrá más remedio que disolverse. Con un trauma tremendo, un coste muy grande, pero así es muy difícil mantenerla.
–Dibuja usted un escenario en el que no prevé la salida de uno o dos países, como se ha barajado ya….
–Imaginemos que Grecia se saliese. Entonces el problema estaría en España, en Irlanda… Si se quedasen sólo Alemania y Francia, el problema lo tendría Francia. No se quiere hacer una unión fiscal porque supondría un traspaso de fondos muy fuerte entre los países ricos a los países pobres. Lo más factible sería expulsar a Alemania. Iría mejor. Automáticamente el euro se devaluaría bastante y ganaríamos competitividad. El marco se revalorizaría y serían ellos los que perderían competitividad. Las deudas en euros con respecto al marco o al dólar se reducirían… A corto plazo, claro, la solución más factible..
–¿La posible victoria de Hollande en Francia puede suponer un punto de inflexión?.
–En alguna medida sí. Eso beneficiará a una salida de los problemas. Una de las cosas que ha hecho muchísimo daño es Sarkozy dando apoyo a Merkel.
–¿El Banco Central Europeo debería poder prestar directamente a los Estados?.
–Sin duda. Uno de los grandes errores de Maastricht es hacer una unión monetaria sin banco central, está castrado en sus funciones. España ha tenido muchos problemas, muy graves, pero jamás hemos estado como ahora. Era impensable hablar de bancarrota para los casos de España e Italia, incluso Grecia. La única razón es que no hay banco central.
–¿Están la prima de riesgo y los seguros contra impago en un nivel insostenible?
–Eso indica que la unión monetaria no funciona. No puede ser que, dentro de una unión, un país tenga cinco veces más interés que otro. Ahora tenemos una pseudounión monetaria.
–¿Qué nota le pone a las legislaturas de Zapatero?
–Un cero, pero a todos los Gobiernos desde Maastricht.
–Estamos ante una nueva, u otra, reestructuración financiera. ¿Qué más queda por hacer?
–Decir la verdad. En el tema financiero se miente desde el principio. No se me olvida cuando el Gobierno español, y el resto de altavoces económicos, reivindicaban la solvencia de la banca. Todo era fenomenal y no tenía problemas. Yo escribí en ese momento que la banca no tenía hipotecas subprime de los Estados Unidos, porque la banca española pedía prestado, no invertía fuera.El caso de España no era el de Alemania, era el de Estados Unidos, porque aquí había hipotecas basura. Todo lo que se había prestado a los promotores para suelo, eso ahora no vale nada. Y se falsificaban los balances, el suelo es su gran problema.
–¿Usted qué propone?
–Valorar correctamente los activos basura. Y algo más, aunque ya es tarde. Hubiese dejado quebrar a aquellos que tenían que quebrar, y que los accionistas perdiesen su dinero o, en el caso de las cajas, los administradores tuvieran que responder ante la quiebra. También, en este caso, se podría haber creado una gran banca pública. Pero, en vez de eso, aquí se hizo un acto triunfal.
–¿Se usarán finalmente fondos públicos?
–Se ha dicho que no se gastaban fondos públicos, y eso es totalmente mentira. Claro que se han puesto, y van a entrar más. Se han dado créditos [a través del FROB] que van a ser incobrables.
–¿Entiende usted que se hayan hecho fusiones dentro de una misma comunidad?
–Lo de las cajas ha sido una pena. Se entregaron a las autonomías o ayuntamientos, y fue un error tremendo. Fue campo abonado para aventuras como el aeropuerto de Castellón.