
Al mismo tiempo, el funcionario estadounidense intentó retratar el trágico suceso como un incidente aislado que no supondrá ningún escollo en los planes de retirada gradual de las tropas americanas de Afganistán para finales de 2014.
“La guerra es un infierno. Este tipo de incidentes seguirán en cualquier conflicto bélico. Ha sido horrible. Pero no ha sido el primer caso ni será el último”, declaró Panetta a los medios de comunicación durante un vuelo sobre Kyrgyzistán.
En tanto, el soldado que ha sido detenido como presunto responsable de la matanza, cuyo nombre no se ha hecho público, volvió a la base operativa tras los hechos y confesó a sus superiores lo que había ocurrido, según Panetta.
Mientras la Administración Obama pide disculpas por lo sucedido e intenta separar los asesinatos del domingo de la operación de EE.UU. en Afganistán, las relaciones entre ambos países se han enrarecido y muchos afganos reclaman que termine la presencia militar de Occidente en la zona.
