El grupo dirigido por Chuck Mielke creó en el Laboratorio Nacional en Los Álamos un imán compuesto por 7 bobinas de unas 8 toneladas de peso que consume una energía equivalente a 330 kilovatios por hora. Fue precisamente esta instalación que produjo un impulso magnético de 100,75 tesla (la inducción magnética del campo terrestre se sitúa entre 0,03 y 0,06 militesla).
En la instalación se utilizaron nanomateriales compuestos de fabricación rusa, cuyo desarrollo se remonta los años noventa del siglo pasado.
“El nanomaterial ruso puede tener diversas aplicaciones prácticas. Por ejemplo, puede utilizarse para líneas de alta tensión en el Extremo Norte, para redes de contacto de trenes de alta velocidad, cables flexibles en la robótica, elementos conductores de teléfonos móviles, aviación, astronáutica y construcción naval, entre otras aplicaciones”, dice el comunicado del “Instituto Kurchátov”.