Autor: Tiempo Argentino
Los dueños de la firma abandonaron el país sin dar explicaciones. Ayer, en asamblea, se decidió formar una cooperativa. Tienen el respaldo de Industria y Comercio Interior. Capitales brasileños, interesados en el negocio.
Tras un período de intensa expectativa, los trabajadores de la empresa Prestolite Electric Indiel viven horas de tranquilidad luego de que ayer decidieran organizarse como cooperativa y adquirir la firma que los dueños de origen británico abandonaron sorpresivamente el mes pasado, dejando a 700 familias en estado de completa inseguridad.
Así lo confirmaron a Tiempo Argentino empleados de la fábrica presentes en el momento de la decisión, luego de un debate que duró cerca de siete horas y que tuvo lugar en una de las plantas de la compañía, en el partido bonaerense de La Matanza.
El abogado Luis Caro, del Movimiento Nacional de Fábricas recuperadas, quien participó de la asamblea, contó que la cooperativa buscará organizar el panorama tras la salida de los dueños: “La cooperativa va a buscar que la fábrica no cierre, que siga con la producción hasta que lleguen inversores nuevos, o bien, si eso no pasa, para que, Ley de Quiebras mediante, se hagan cargo los propios trabajadores.”
De ese proceso participa el Ministerio de Industria, encargado de buscar un comprador para la empresa. Fuentes oficiales confirmaron que “hay una negociación abierta con varios interesados, uno de ellos brasileño”. El otro participante activo del proceso será la Secretaría de Comercio Interior, que tendrá la doble función de proveer de insumos a la cooperativa y de aceitar las relaciones comerciales internas, con proveedores y clientes, según pudo confirmar la misma fuente. La principal intención, aseguran desde ambas dependencias, es mantener los 700 puestos de trabajo.
Con una historia de más de 50 años en el rubro de las autopartes, la fábrica tiene un valioso rol en la cadena productiva como demandante de insumos industriales y proveedor de piezas para la fabricación automotriz, especialmente a Ford y Volkswagen. Además, es el único fabricante de motores de arranque y alternadores en el país y posee una planta más, en la provincia de San Luis. La empresa nació nacional pero cambió de manos en varias oportunidades hasta que la multinacional de origen británico Prestolite Electric, su último dueño, la adquirió en 1998.
La literal huida de la casa matriz, a principios de este año, sorprendió a todo el universo de la metalúrgica “especialmente porque ocho meses atrás había anunciado inversiones y estaba esperando un crédito del Bicentenario”, relató Carlos Gdansky, hombre de la UOM y diputado. Desde el gobierno contaron que la compañía atraviesa “una crisis a nivel mundial”, y que por eso “en diciembre dejó de enviar dividendos para sostener la operatividad de la fábrica”