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Mientras la Defensa estadounidense exhorta a la Casa Blanca a prepararse para una guerra contra Irán, los habitantes de Charlottesville, en Virginia, tienen otra opinión.

El Concejo Municipal de esta localidad de 43.500 habitantes ratificó una resolución que solicita a la administración de Barack Obama terminar con todos los conflictos bélicos y detener un posible enfrentamiento con Irán.

“La peor amenaza que enfrentamos es que terminemos secuestrados en otra guerra, ahora con Irán. Esto sería un desastre para el pueblo iraní, para la gente de Charlottesville y para el resto del país”, opina David Swanson, uno de los autores de la resolución y consejero de la ciudad. “La voluntad popular siempre ha estado en contra de las guerras, a menos que sean vendidas a la opinión pública por una propaganda manipuladora y por aquellos que llevan intentando atacar a Irán por años”, insiste.

A las voces que se oponen a lo que consideran como ‘otra guerra sin sentido’ se ha unido incluso la de John E. McLaughlin, ex jefe de la CIA: “La gente sigue diciendo que la opción militar está sobre la mesa, pero yo creo que es una muy mala opción. Uno de los grandes problemas con Irán es que si lo enfrentas abiertamente, en una confrontación militar, arriesgas un círculo de venganza y represalias al cual puede ser difícil encontrarle una salida”.

Sin embargo, estas opiniones no parecen llegar a los oídos de los políticos estadounidenses. La administración de Barack Obama está desplazando tropas a las cercanías del país islámico. La Marina estadounidense ya dispone de varios portaaviones en el área. Tiene, además, unos 15.000 efectivos desplazados solo en Kuwait y planean elevar este número hasta 40.000. También hay información de que en la isla Diego García, en el océano Índico, han ubicado bombas destinadas a destruir búnkeres subterráneos.

En su base militar en Qatar, los estadounidenses desplazaron además seis bombarderos estratégicos B-1. Este mismo tipo de naves fue usado en los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia en 1999. Cada uno de ellos es capaz de alojar 12 misiles aire-superficie, 24 misiles de crucero, 189 bombas de propósito general, 108 minas navales, 60 bombas de racimo y 48 bombas nucleares. En la instalación también hay un gran número de aviones de carga, de inteligencia y de combate.

Mientras tanto, los candidatos republicanos a la presidencia han dejado aún más claro que de llegar al poder no tardarán en declararle la guerra Irán.

“Si soy presidente apoyaré a la diplomacia estadounidense con una opción militar muy real y muy fiable”, aseguró el favorito de las primarias y ex gobernador del estado de Massachusetts, Mitt Romney. Por su parte, el senador Rick Santorum confirmó que de llegar a la Casa Blanca estaría dispuesto a bombardear Irán: “Les diría a los iraníes: o comienzan a desmantelar estas instalaciones o las degradaremos mediante ataques aéreos”, dijo. El candidato republicano Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes, también está seguro: “podemos quebrar el régimen iraní dentro de un año”.

El único que se opone a esta tendencia general es el cuarto candidato republicano, el famoso ‘Doctor No’, Ron Paul. Según él, la misma retórica con las mismas promesas de una operación ‘relámpago’ se oía también en vísperas de la campaña de EE. UU. en Irak. “No hay prueba definitiva alguna, ni por parte de nuestra CIA, de que Teherán realmente esté desarrollando armas nucleares”, insiste.

Paul fue además uno de los 12 congresistas que votaron en contra de las sanciones contra Irán que había promovido la administración de Barack Obama. Según él, la medida en primer lugar agrava la crisis económica del propio país: “Si Rusia y China negocian con Teherán esto significa que nosotros debemos dejar de comercializar con ellos. ¿Pueden imaginar algo más caótico en nuestras circunstancias actuales que una guerra comercial con China?”.

Las numerosas encuestas que realizan hoy en día las organizaciones no gubernamentales coinciden en que alrededor de un 40% de los ciudadanos está firmemente en contra de emprender acciones militares contra la República islámica, mientras que entre un 55% y un 65% opinan que el método óptimo para resolver las tensiones internacionales provocadas por el programa nuclear iraní son las negociaciones diplomáticas.

Ante la muerte de miles de soldados y la pérdida del dinero invertido, la mayoría prefiere que las autoridades se centren en los problemas internos y dejen al resto del mundo en paz.