Tiempo Argentino / Casarosada / Matrizur.org
En su primera aparición pública después de 20 días de licencia médica, la presidenta anunció que la desocupación bajó al 6,7% en el último trimestre de 2011 y denunció a las empresas petroleras por “maniobras de cartelización”.

Tras 28 días sin imágenes ni palabras suyas transmitidas por los medios, un impasse obligado por la salud que la llevó a tomar licencia médica, la presidenta Cristina Fernández regresó ayer a la función pública con un acto en el que abundaron el afecto, el humor y las definiciones contundentes.

 

Tras los primeros aplausos y las muestras de cariño por su retorno a la Casa Rosada, la mandataria dedicó su discurso a señalar los lineamientos del segundo mandato, para lo cual hizo algunas correcciones. “Algunos quisieron asimilar la sintonía fina con planes de ajuste. No es así, nosotros vamos a seguir impulsando la demanda agregada y el consumo. Sintonía fina va a ser que se acabó la avivada”, subrayó Cristina. Y luego puso un ejemplo de a qué maniobras se refería. Durante largos minutos cargó contra las empresas petroleras, a las que acusó de cartelización para vender con sobreprecios el gasoil a granel que compran los transportistas. También les recriminó por no reinvertir las utilidades en el país.
En el discurso también hubo espacio para responderle al primer ministro británico David Cameron por sus declaraciones sobre Malvinas y anunciar la desclasificación del Informe Rattenbach (ver p. 4).
El tono emotivo que rodeó el acto –que se notó en los cuchicheos con los gobernadores que se acercaban a saludarla tras firmar anuncios de obras– no impidió que la mandataria repasara cifras y estadísticas sobre su gestión: ayer informó que la desocupación había bajado al 6,7% en el último trimestre del año pasado y que el superávit comercial de 2011 había sido de 10.347 millones de dólares.
En su crítica a las petroleras, Cristina retomó una investigación en curso de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CDNC), que indaga sobre la compra de gasoil en forma mayorista por parte de las empresas de transporte de carga y de pasajeros. La amonestación incluyó además una fuerte advertencia sobre el futuro cercano. Tras recordarles a las petroleras que desde el año 1994 los recursos del subsuelo son propiedad de las provincias, Cristina lanzó una definición que fue largamente aplaudida. “Voy a usar todos los instrumentos que la Constitución y las leyes les permiten usar a los gobernantes, y que hasta les exigen, para defender los intereses de los 40 millones de argentinos”, prometió.
Acompañada en el estrado por el vice Amado Boudou; la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés; el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y los ministros Florencio Randazzo (Interior) y Julio De Vido (Planificación), la mandataria explicó con tono didáctico la polémica con las petroleras. Primero recordó que en el conjunto de las importaciones de la Argentina, el rubro combustibles –gas, gasoil, fueloil– ocupaba un porcentaje muy grande del total. Luego mencionó que la importación de combustible había crecido “un 110%” en 2011. Dijo que esa suba era injustificada, más allá del crecimiento de la economía y del avance de la industria. “Esto demuestra que en el país ha caído la producción de combustible”, aseguró. Bajo la mirada atenta de De Vido y con el secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi, sentado en primera fila, Cristina completó su diagnóstico con más críticas. “Es necesario reinvertir en el país. Y los costos de producción deben ser los de la Argentina, no los internacionales”, puntualizó. La presidenta también se quejó por los sobreprecios que aplican las petroleras al vender gasoil a granel a los transportistas que reciben subsidios del Estado. “Eso provoca una distorsión del subsidio. Porque los subsidios deben ir a los sectores sociales que los necesitan o a los sectores de la producción que necesitan protección para afrontar la competencia”, cuestionó. Su crítica incluyó además una llamativa mención a los “sectores del trabajo que no dijeron nada (sobre los sobreprecios en el gasoil) o que directamente salieron a defender a la empresa”. “Me llamó la atención que no dijeran nada”, deslizó con una sonrisa, en alusión a los dirigentes sindicales vinculados al petróleo y al transporte.
El reproche de Cristina a “los sectores del trabajo” por el silencio ante la denuncia de cartelización despertó algunos aplausos. Una voz se alzó entre el auditorio para gritar el apellido “Triaca”. Así se llamaba Jorge, el ex secretario general de los plásticos fallecido en 2008, afín a Carlos Menem. Sin embargo, la crítica presidencial pareció dirigida al dirigente del Sindicato Unido Petrolero e Hidrocarburíferos (SUPeH), Antonio Cassia, quien firmó un comunicado para defender a Repsol-YPF de las denuncias por sobreprecios