La propiedad intelectual englobada en torno al entretenimiento, posee un gran valor de estudio. Las obras plásticas, música, cine, programas de televisión, y un sin fin de valores que rodean la cultura mundial, forman parte de una estructura que estandariza conductas y que compramos, esta a su vez, se encuentra aupada y direccionada por los canales de la protección y la remuneración monetaria hacia sus creadores cada vez que la consumimos. La publicidad juega un rol importante al igual que los medios de comunicación masivos que hacen posible que exista una conexión internacional.
Por otro parte vivimos en una era fordista donde la producción en masa es fundamental en la vida de las transnacionales, es aquí donde emerge el papel de la propiedad industrial y las patentes, es decir, quien tiene el poder de reproducir a nivel macro, esas obras y transpolarlas al plano material. Es de vital importancia para las industrias que venden culturas a través de estilos de vida y productos innecesarios en muchos casos en el quehacer diario de nosotros, poseer cualquier tipo de derecho con la reproducción industrial de estos bienes.
La cultura y la publicidad sirven como herramienta en el proceso de enajenación de las naciones, con esto es de forma totalmente efectiva poder llevar a cabo la venta de los productos y de las transnacionales. Inmerso a este proceso de comercialización, encontramos los iconos o “trademark” los cuales operan de forma psicológica sobre la población, haciendo que la referencia del producto se refleje en un icono o símbolo, es así como mas allá de consumir el producto o el bien, consumimos la marca y el significado simbólico y cultural dentro del sistema social al que se pertenece.
Es así como se puede entrelazar esta diversidad de elementos, que han venido evolucionando de la mano al sistema económico mundial capitalista. En mi opinión existe una relación que merece un estado de relevancia, ya que nos convierte, en maquinas consumidoras y nos hace víctimas de este ciclo. Es necesario el cuestionamiento y un proceso de conscientización sobre este fenómeno mundial que fomenta las desigualdades sociales a través del estatus quo que vende los medios de comunicación, y que de manera evidente es patrocinado por los derechos actuales de patentes y producción en masa, esto sin hacer referencia a la exclusión de conocimiento que se establece gracias a la propiedad intelectual que se maneja en la actualidad.
(*) Estudiante de Sociología UCV