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Un feliz año 2012 para todas las personas de buena voluntad. Que ojalá la humanidad pueda en este año detener la caída al abismo que el Comandante Fidel señala en sus reflexiones.

Entramos en un año difícil. No quiere decir esto que los años anteriores hayan sido fáciles o cómodos para la humanidad. Solo que en medio de la crisis del modelo capitalista en su etapa imperialista hegemonizado por EE.UU., el año 2012 se nos presenta como un momento histórico donde los estrategas del imperio plutocrático del norte deberán tomar algunas decisiones cruciales. Decisiones que constituyen puntos de inflexión con respecto a la hegemonía estadounidense instaurada desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Una de esas decisiones tiene que ver con la República Islámica de Irán.

Está claro que la patria persa ha logrado perfilarse como una respetable potencia regional, con un desarrollo económico, tecnológico, industrial, social, institucional y militar, que la proyecta como un país que debe ser tomado en cuenta, en condiciones de respeto, en el concierto de un mundo pluripolar.

Rusia y China, con sus particularidades, lograron perfilarse como polos de poder en condiciones que tenían que ver con los fenómenos políticos y sociales que en lo fundamental se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX. A ninguna de las dos grandes naciones les fue fácil. Tanto la revolución rusa como la revolución china vivieron momentos críticos. El derrumbe de la URSS podría señalarse históricamente como la debacle final de la revolución bolchevique. Sin embargo, el fenómeno geopolítico que representa la Rusia capitalista de la actualidad sigue siendo visto como una amenaza por el poder hegemónico estadounidense. Las razones escapan al presente escrito. Sólo queremos señalar el hecho.

Por el contrario, la República Islámica de Irán, no obstante representar el pueblo persa una de las culturas sobrevivientes más antiguas del planeta, viene a ser un fenómeno más reciente surgido en la tardía post-guerra o en plena Guerra Fría. Un pueblo que portando su particular idiosincrasia y apoyándose en ella, supo sacudirse de las cadenas del atraso y la dependencia conque los colonialistas europeos y el imperialismo yanqui han sometido a los pueblos del mundo.

Las particularidades del pueblo persa han hecho de esta experiencia histórica una especie de reedición, en condiciones más adversas, del caso ruso y chino, los cuales prácticamente por sí solos lograron levantarse como patrias soberanas. El caso persa en mucho más impresionante puesto que tanto Rusia como China pasaron por una especie de fase integracionista puesto que sus inmensos y heterogéneos espacios geopolíticos representaban verdaderos subcontinentes que se encontraban en avanzado estado de desintegración por efecto del capitalismo mundial y que en alto grado lograron recomponerse y relanzarse en verdaderos bloques. En el caso de Venezuela, sus potencialidades pueden convertirla por si sola en una pequeña potencia en su región. Sin embargo, la integración latinoamericana y caribeña constituye una fase necesaria a transitar por Venezuela y las demás repúblicas de la región, que permita frenar, sin mayores traumas, la agresividad imperial, entre tantas bondades.

Para los tanques pensantes del imperialismo, la insurgencia con proyección de potencia de la República Islámica de Irán debe ser detenida por los EE.UU. y sus aliados, puesto que simboliza lo que los pueblos pueden hacer cuando deciden romper las cadenas que los atan. Esta posición retrógrada cuadra también dentro de la estrategia global de detener y someter a Rusia y a China y así prolongar su hegemonía mundial.

Sin embargo, la decisión imperial no es nada fácil. El pueblo persa y su dirigencia está en capacidad no sólo de resistir política y militarmente el ataque imperial sino incluso de derrotarlo abiertamente. El movimiento imperial contra la República Árabe Siria (especie de estación dentro de dicha estrategia global) tiende a complicarse. La opción del ataque nuclear aun en su modalidad “táctica” utilizando o no a Israel, implica desencadenar una serie de eventos que los mismos estrategas imperiales no logran precisar sus consecuencias.

Ante tanta incertidumbre, un escenario posible es la aceptación tácita y a regañadientes de la situación por parte de los imperialistas (la otra opción es la de desatar “la locura imperial” y la vía segura a la extinción de la especie humana). Darle “larga indefinida” a la situación o llegar a algún acuerdo “honorable” implicaría un verdadero punto de inflexión en la dominación imperial del planeta, punto desde el cual éste entraría, con todo y panoplia militar, en franco retroceso, no sin importante violencia reaccionaria pero alejando un poco la hecatombe nuclear.

La victoria iraní simboliza una victoria de la humanidad. De allí la estratégica posición ´de solidaridad sin medias tintas asumida por la República Bolivariana de Venezuela y por los demás países hermanados en el ALBA. El movimiento del presidente persa hacia América Latina lanza al mundo un mensaje de seguridad y confianza que nos obliga a afirmar lo dicho, pero más importante aún le dice subliminalmente a los EE.UU. y a sus aliados, que Irán está preparado para vivir con dignidad entre todas las naciones del mundo.

INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA

Luis2000aponte@gmail.com