Los asistentes al llamado «Reveillon» en las arenas de la playa de Copacabana, cuyas vestimentas blancas contrastaban con los colores de los paraguas y de los impermeables, disfrutaron en la madrugada de este domingo de un espectáculo de 16 minutos y 30 segundos de fuegos artificiales, así como de presentaciones musicales en cuatro escenarios.
El número de asistentes fue el previsto por las autoridades pero estuvo por debajo del registrado en otras fiestas de Reveillon en años anteriores en Río de Janeiro.
La confirmación de la policía de que cerca de dos millones de personas estaban concentradas en la arena permitió que la asociación de turismo World Travel Guild estableciera el Reveillon de Copacabana como la mayor fiesta de Año Nuevo del mundo.
«Vengo de Nueva York. Ya estuve en fiestas en Asia, Europa y Oceanía, pero nadie organiza una fiesta de Año Nuevo como Río de Janeiro», aseguró Ian Erix, representante de World Travel Guild, tras presenciar la explosión en el cielo de cerca de 22.000 dispositivos pirotécnicos que formaron diferentes figuras de colores.
Los dispositivos pirotécnicos fueron lanzados desde once balsas ancladas a pocos metros de la playa por la empresa española Pirotecnia Igual, con sede en Barcelona y que ganó nuevamente la licitación pública organizada por la alcaldía de Río de Janeiro para seleccionar a la empresa más preparada para iluminar la llegada del Año Nuevo.
La mayoría de las luces en los cielos eran de color verde y sus figuras sugerían motivos ecologistas, en una alusión a la Conferencia sobre Desarrollo y Medio Ambiente Río+20 que la ONU organizará en Río de Janeiro en junio próximo.
El espectáculo en el cielo fue ambientado por un fondo sonoro especial sincronizado en todos los altavoces distribuidos a lo largo de la playa y seguido por presentaciones de diversas atracciones musicales en diferentes escenarios.
Las principales atracciones fueron la cantante de samba Beth Carvalho y la banda de rock O Rappa, así como el famoso disc jockey francés David Guetta, que atrajo a la mayoría del público joven en la fiesta, en la que destacaban unos 700.000 turistas entre los dos millones de asistentes.
Según la Secretaría Municipal de Salud, los siete puestos médicos montados en Copacabana atendieron a cerca de 250 personas, en su mayoría por excesos de alcohol o pequeños cortes, pero sin ningún caso de gravedad.
La fiesta en Copacabana fue seguida este año, por primera vez, por cientos de turistas desde las terrazas de las viviendas de la favela de Rocinha, la mayor barriada pobre de Río de Janeiro y que fue «pacificada» por la policía hace cerca de un mes tras décadas de dominio de bandas de narcotraficantes.
Varios habitantes de la Rocinha, una favela con vistas privilegiadas a las playas de la zona sur de Río de Janeiro, aprovecharon la paz recuperada para organizar fiestas en sus casas y vendieron las entradas a elevados precios, especialmente a turistas extranjeros.
La principal fiesta de Año Nuevo en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, también reunió a cerca de dos millones de personas bajo la lluvia en la Avenida Paulista, corazón de esta metrópoli y donde fue organizado un espectáculo con numerosos grupos musicales y una quema de fuegos artificiales de 13 minutos.