Se habla de la preocupación por la falta de seguridad en la custodia de tal invención que puede ser un buen reclamo para los terroristas que encontraran el modo de hurtar el nuevo producto.
Sin embrago, es muy poco probable que un virus mute en la naturaleza de la misma manera que en un laboratorio. Los especialistas del Centro de Erasmo suponen que los datos de las mutaciones de este virus tienen que estar disponibles para más de 100 laboratorios y unos 1.000 científicos por todo el mundo. No obstante, el editorial duda sobre la racionalidad del experimento realizado, cuyo supuesto beneficio es muy poco, mientras que el posible daño sería catastrófico. Además la divulgación pública está contaminada por la filtración de información.
El diario recomienda aniquilar el virus o guardarlo al menos en unos laboratorios que corresponden al nivel de la seguridad biológica necesario para este tipo de productos, como lo hacen en Rusia y EE. UU.
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