El hijo de Duvalier es el asesor personal de Martelly
Autor: Aporrea.org- Agencias
Davos. – Un indulto para el sangriento ex dictador Jean-Claude Duvalier insinuó este jueves el presidente Michel Martelly. Dijo que la reconciliación nacional es más importante que castigar a Jean-Claude Duvalier por su sangrienta tiranía
En entrevista en el marco del Foro Económico Mundial de Davos, Martelly dijo que respetará la independencia del juez que debe resolver en los próximos días si Duvalier ha de ser juzgado por corrupción y violaciones de los derechos humanos. Exiliado en 1986, el ex dictador, conocido como Baby Doc, regresó a Haití el año pasado.
Sin embargo, Martelly dio a entender que le apetece poco un juicio que podría ser explosivo en esta nación caribeña que intenta recuperarse de décadas de agitación política y un terremoto que la arrasó hace dos años.
«Mi pensamiento es crear una situación en la que unimos a todo y creamos la paz y perdonamos a las personas: no olvidar el pasado, porque debemos aprender de él, sino sobre todo pensar en el futuro», dijo. «No podemos olvidar a los que sufrieron en esa época, pero creo realmente que necesitamos la reconciliación en Haití».
Martelly dijo por otra parte que creará una fuerza de seguridad haitiana para mantener el orden sin las fuerzas de paz de la ONU. Los más de 11.000 efectivos militares y policiales extranjeros que patrullan el país desde 2004 han sido acusados de abusos sexuales y además se sospecha que fueron el origen de un brote de cólera que ha matado a casi 7.000 personas.
El presidente se negó a culpar a Naciones Unidas, al afirmar que cada soldado es responsable de sus propias fechorías, pero dijo que quiere crear una fuerza de seguridad que dé trabajo a entre 3.000 y 5.000 jóvenes y ayude al país a autosustentarse.
En cuanto a la partida de los efectivos de la ONU, Martelly se negó a poner plazos, ya que necesita la cooperación extranjera, dijo, para financiar y entrenar su fuerza de seguridad. «Trabajamos con ellos para elaborar un calendario de su retiro», dijo. «No quiero que las naciones de las fuerzas de paz sientan que las estoy expulsando».
Lo que realmente está detrás de su declaración
Martelly tomó posesión en mayo de 2011 y, al no contar con respaldo en la Cámara de Diputados ni en el Senado, controlados por el partido del ex presidente Préval, tardó cinco meses en armar gobierno.
Finalmente -de esto se habla poco-, el primer ministro de Haití, es Garry Conille, médico que fue asesor de Bill Clinton, el enviado especial de la ONU para Haití y el coordinador hasta ahora de todo el programa de reconstrucción del país.
Además de la fuerte influencia sobre Martelly que ejerce Estados Unidos, uno de sus principales asesores políticos es el español Antonio Sola, experto en elecciones vinculado al Partido Popular español y un personaje muy cercano al nuevo presidente de derecha de ese país, Mariano Rajoy.
Quizá por eso, en su visita a España en julio de 2011, Martelly aseguró: “Es cierto que en Haití hay basuras amontonadas, escombros en las casas. Pero es un país riquísimo. Tenemos unas playas estupendas. Se puede crear un gran centro turístico. Ustedes me pueden decir es que no hay energía. Y es verdad. Pero eso, en vez de ser un problema es una oportunidad. Se puede crear un gran barrio que se llame España. Y después vendrán los franceses y querrán construir otro que se llame Francia, y después Estados Unidos. Y España será la dueña de la energía”.
Didier Dominique, dirigente de la Central Sindical Batay Ouvriye de Haití, hace acusaciones mucho más graves. Recuerda que Garry Conille, el primer ministro, es hijo de un macout duvalierista, que uno de los hijos de Duvalier está trabajando en el gabinete de Martelly [Nicolas Duvalier, de 28 años, es asesor personal de Martelly], así como varios ex altos cargos del gobierno dictatorial de Baby Doc. Según el sindicalista Martell “aplica los mismos métodos de Duvalier, o sea, la fuerza y la dictadura. Por ejemplo, en el campo los duvalieristas regresan a recuperar sus tierras. Y, ahora, con la policía y la Minustah, los latifundistas de antes vuelven a hacer una contrarreforma agraria. La Minustah da apoyo al desalojo de los campesinos de sus tierras”.
Cuando Martelly se hacía llamar Sweet Micky, su nombre artístico, cantaba que los seguidores de Aristide olían “a mierda”, pero dirigía el club nocturno Le Garage y era buen amigo allá de altos mandos del ejército y de los paramilitares de Baby Doc. Ahora se reúne con Aristide y con Baby Doc Duvalier, después del regreso de ambos al país, el primero desde Sudáfrica (presidente democrático que fue expulsado por una invasión militar estadounidense) y el segundo desde Francia (a donde huyó en 1986 después de que EEUU le retirara su apoyo económico y militar). Los portavoces de Martelly dicen que “es hora de la reconciliación”. Algunos dicen que ha llegado la hora de la «reposición» de los viejos gobernantes.
No opinan igual las organizaciones nacionales e internacionales de Derechos Humanos que exigen que se juzgue a Jean Claude Duvalier, Baby Doc, por crímenes de lesa humanidad. Tiene abiertos 18 procesos en Haití, pero paga un extraño arresto domiciliario, en una mansión de lujo de la que sale cuando quiere para reunirse con simpatizantes o para dar discursos en la universidad. «El entorno político está formado por duvalieristas», se queja el economista Camille Chalmers.
El proyecto empresarial
Las decisiones de Martelly parecen agradar a dos de los elefantes de peso específico. Por un lado, Baby Doc y sus seguidores, a los que tiene contentos con la propuesta de formar un nuevo Ejército (abolido por Aristide en 1995) e indemnizar a los soldados destituidos desde la desaparición del cuerpo armado. Por el otro, Bill Clinton y el proyecto de Estados Unidos para Haití, con la obsesiva tarea de abrir parques industriales que alojen empresas maquileras que exportan a Estados Unidos. Clinton no sólo ha dirigido la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití, sino que encabeza el Consejo Presidencial de Haití para el Crecimiento Económico (del que forman parte empresarios extranjeros como Denis O’Brien, CEO de Digicel Group).
Con información del periodista Paco Gómez Nadal en su artículo El gobierno tutelado, el negocio controlado: