Las leyes aduaneras permiten que cada brasileño traiga mercaderías del exterior por 5000 dólares sin pagar impuestos. La inflación situada en 6.7% el alza en un 40% del real con relación al dólar desde el 2009 hacen de Brasil un país caro, otra realidad-pretexto para que el brasileño salga de compras a otros países.
¿A quién no le gustaría ganar más dinero y darse algunos lujos extras? Cuando hay la oportunidad de obtener beneficios por medios éticos y poco éticos, es difícil resistirse.
Cifras del Departamento de Estudios Turísticos de Brasil dice que unos 30 millones de brasileños ascendieron a la clase media en los últimos 10 años, el incremento de la renta y del crédito contribuyen a viajar y gastar desenfrenadamente en el exterior, los destinos favoritos de los brasileños EEUU (Florida y New York) Buenos Aires, Paris, lo dice José Francisco Salles director del departamento de Turismo.
En el 2010, 1.1 millones de brasileños salieron hacia EEUU, 870000 a Argentina, 384000 a Francia, además de Portugal, España e Italia, no solo viajan, gastan y como…5900 millones de dólares desembolsaron en el 2010 dice el Departamento de Comercio estadounidense, son los extranjeros que más gastan per cápita casi 5000 dólares por persona “el brasileño gasta todo lo que trae si tiene 5000 gasta 5000” explica Salles.
El Banco Central calcula que en el 2011 los brasileños gastaron más de 20000 millones de dólares en viajes internacionales, 22% más que en el 2010. Las embarazadas brasileñas viajan en masa a EEUU a comprar todo lo relacionado para su bebe, además, de casas y departamentos en Miami, el pedido de visas para EEUU se incremento en 60%.
Para el pueblo brasileño la llegada de la riqueza derrama la cultura, dramática resulta ser la suerte de la mujer y hombre arrancada por la inercia del crecimiento y la fuerza del dinero de sus raíces. Ansioso sus corazones y sus pupilas con signo del dólar desconfían su andar sobre la superficie del consumismo, con tonta estupidez cuentan su dinero al que no estaban acostumbrados después de haber sido humillados por la infamia de la necesidad, dicen ¡que viva la riqueza del momento, que viva la eterna pobreza cultural!
El deformado capitalismo encontró en esa nueva clase brasileña un puntal ideológico para las prácticas económicas y sociales discriminatorias mientras el Estado crece sin cesar.
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