
«Hacemos el saludo en todo el mundo; es navegación turística y nos hacemos ver»
El administrador delegado de la naviera, Pierluigi Foschi, se negó este domingo a comentar «porque hay una investigación en marcha». Aunque eso no pareció importarle durante toda la semana. El lunes, sollozando, prometió darle asistencia legal. Dos días más tarde, cuando la opinión pública empezó a preguntarse si la empresa tuvo responsabilidad en la toma de decisiones por las compensaciones económicas a las que se arriesgaba (10.000 euros por pasajero), decidió suspenderlo y llevarlo a juicio. Por último, el jueves se despachó a gusto en una entrevista acusando a Schettino de haberles mentido y negó que sus capitanes se dedicaran a realizar dichas maniobras.
Pero Schettino contó aún más detalles, y resulta inexplicable que la Fiscalía no esté investigando a nadie de la empresa. Por ejemplo, que el software del dispositivo de la caja negra que graba los sonidos de la cabina de mando llevaba 15 días estropeado, por lo que puede que se hayan perdido pruebas esenciales para la investigación. «No había sido reparado pese a que dimos el aviso», dijo.
La caja negra que ha de grabar los sonidos de la cabina llevaba 15 días estropeada
Ante la jueza, Schettino aseguró haber consultado y acordado por teléfono con el jefe de la unidad de crisis de Costa Crociere, Roberto Ferrarini, todas sus decisiones desde el impacto contra los escollos. A él le habría pedido, además, que llamara personalmente al comandante de la Capitanía de Livorno, Gregorio de Falco, «porque creo que ha habido un malentendido y piensa que no quería volver a subir al barco». «No te preocupes, Francesco, yo le llamo», dijo.
Entretanto, los buzos localizaban otro cadáver (el número 13) y el comisario que coordina el estado de emergencia, Franco Gabrielli, estimaba que había polizones a bordo, lo que explicaría que cuatro de los cuerpos no hayan sido identificados aún.