Internet no existe. Hago esta afirmación ante lo surrealista de entablar discusiones absurdas entre la izquierda revolucionaria en la red, discusiones encerradas en sí mismas, mientras en la calle la situación es otra, mientras debiéramos tratar de concienciar y difundir nuestro mensaje ante una gran masa alienada y aborregada por el discurso de la clase dominante. Al final, nosotros que denunciamos al postmodernismo como una ideología reaccionaria, caemos en un absurdo cuasipostmodernismo, en la irrealidad del mundo de twitter y facebook. Salgamos fuera y dejémosnos de estas actitudes infantiles.
Todo este asunto surge a raíz de la publicación en su muro del facebook por parte del rapero Pablo Hasél de un poema del chileno Pablo Neruda dedicado al dirigente soviético Stalin. Poco después, el fundador de Kaos En La Red, Manel Márquez, publica el tweet «En el muro de @Pablo Hasel poema de Pablo Neruda dedicado a Stalin» #AsambelaKaos decide no dar cabida a la izda. autoritaria». Ante esta paradoja de sugerir una medida autoritaria como la censura contra la «izquierda autoritaria» (que alguien me explique qué se quiere decir exactamente con izquierda autoritaria) surgieron pronto respuestas, algunas bastantes subidas de tono (aunque bastante «subido de tono» de por só sería el censurar a Neruda). Al final nos encontramos de nuevo con la eterna discusión de Trotsky versus Stalin, que a muchos comunistas nos tiene bastante cansados. Puedo parecer tópico, citando de nuevo aquí La Vida de Brian, pero quizás sería interesante volver a leer el artículo de Manuel M. Navarrete titulado «Trotsky no existe». Como tampoco existe internet, fíjate tú. Y aunque sea justificado el malestar ante el comentario de Manuel Márquez (de hecho, lo más lógico, es que causara malestar), algunas de las reacciones al mismo caen en la «enfermedad infantil del comunismo», llegando a los extremos de sugerir un boicot a Kaos en La Red. Y así nos va, cuando nosotros mismos sugerimos boicotear o atacar los pocos medios de difusión que tenemos.
Es obvio, y digo aquí sin problema, que fue la pretensión de censurar un poema lo que generó este conflicto. Y sinceramente, me siento tremendamente molesto por esos comentarios censores. Pero también algunas de las reacciones me molestan enormemente (otras respuestas, sí fueron más lógicas y las suscribo).
Algunos considerarán cobarde el no casarme ni con un bando ni con otro. Me criticarán por «tratar de quedar bien con todo el mundo». Incluso con mi crítica algunos me llamarán Ni-Ní, esa palabreja difundida por los mass-media. Incluso sugerirán que mantengo una posición cercana a la de la izquierda reformista. Nada más lejos de la realidad. Simplemente es indignación ante una actitud tan antirrevolucionaria como la del infantilismo. Vemos como la extrema derecha avanza, el sistema capitalista está llevando a cabo una de sus peores ofensivas contra la clase trabajadora. Y es que ya ni siquiera estamos hablando del apoyo que cierta izquierda dio a las maniobras imperialistas contra Libia o Siria, sino de cuestiones que ni siquiera deberían dar a lugar a debate, al menos con estas características. Los antaño «revolucionarios de salón» e «izquierdistas de café» están dando lugar a los «ciber-revolucionarios», y no estoy sugiriendo que los partícipes de estas discusiones entren en esa categoría, muchos son también personas comprometidas en la calle. Pero creo que tanto Trotsky como Stalin le pegarían cuatro tiros bien dados a los «trotskistas» y «stalinistas» que pierden el tiempo con esto. O incluso a mí, fíjate tú, por andar de «buena gente» y perder el tiempo con un «buenrrollismo» que no lleva a nada. Si los comunistas nos convertimos en tribus urbanas enfrentadas, que si hippies, que si redskins, que si punkis, etc. mal vamos. Y siempre me ha dado asco lo de las tribus urbanas.
No, no estoy hablando de «paz y amor». Estoy hablando de REVOLUCIÓN. De acabar con el cáncer capitalista que nos aplasta. Porque mientras nosotros andamos con estas tonterías, la burguesía que controla todos los medios de propaganda y difusión se está descojonando.
Terminaría con un «a la mierda todos ellos», pero la verdad, es que puede parecer un comentario nihilista, y estoy completamente en contra de los nihilistas que llevan a la inacción y suelen derivar en posicionamientos reaccionarios. No es de extrañar que los postmodernos tengan a nihilistas como referentes.