James Petras

Traducido para Rebelión por Christine Lewis Carroll y revisado por Caty R.

Muchas de las grandes instituciones y entornos económicos responsables de la expansión capitalista regional y mundial durante las últimas tres décadas están en proceso de desintegración y desorden. Los anteriores motores económicos de la expansión global, Estados Unidos y la Unión Europea , han agotado sus potencialidades y están en franco declive. Los nuevos centros de crecimiento -China, India, Brasil y Rusia- que durante una ‘corta década’ proporcionaron un nuevo ímpetu al crecimiento mundial han recorrido todo el trayecto posible y ahora se encuentran en rápida desaceleración, lo que continuará durante el año nuevo.

El colapso de la Unión Europea

Concretamente, la destrucción causada por la crisis en la Unión Europea la terminará de romper y su estructura de facto de complejos niveles se convertirá en una serie de acuerdos bilaterales/multilaterales de comercio e inversión. Alemania, Francia, los Países Bajos y Escandinavos intentarán aguantar la depresión. Inglaterra, en concreto la City , espléndidamente aislada, se hundirá en un crecimiento negativo y sus financieros se pelearán por encontrar nuevas oportunidades de especulación entre los Estados petroleros del Golfo y otros ‘nichos’. Europa central y del este, en particular Polonia y la República Checa , fortalecerán sus vínculos con Alemania, pero padecerán las consecuencias del declive general de los mercados mundiales. Europa del sur (Grecia, España, Portugal e Italia) entrará en depresión a medida que los pagos masivos de la deuda que se afrontan mediante las agresiones salvajes a los salarios y las prestaciones sociales reducen la demanda de los consumidores.

El desempleo, que se encuentra en niveles de depresión, y el subempleo que afecta a un tercio de la fuerza de trabajo detonarán conflictos sociales que durarán buena parte del año y se convertirán en levantamientos populares. Con el tiempo la desintegración de la Unión Europea es inevitable. Se restituirán las monedas nacionales en lugar del euro, lo que permitiría la devaluación y el proteccionismo. El nacionalismo estará a la orden del día. Los préstamos concedidos a los países del sur por los bancos en Alemania, Francia y Suiza serán objeto de grandes pérdidas. Se necesitarán importantes rescates, lo que polarizará las mayorías que pagan impuestos y los banqueros en Alemania y Francia. La militancia sindical y el seudo ‘populismo’ derechista (neofascismo) intensificarán las luchas nacionales y de clases.

Es menos probable que una Europa polarizada, fragmentada y deprimida se una a una aventura militar estadounidense inspirada por los sionistas contra Irán (o incluso Siria). Una Europa acosada por la crisis se opondrá a la actitud de confrontación de Washington hacia Rusia y China.

Estados Unidos: la recesión vuelve con venganza

La economía estadounidense sufrirá las consecuencias de su hinchado déficit fiscal y no podrá salir de la recesión mundial de 2012 mediante el gasto. Tampoco podrá superar el crecimiento negativo mediante la exportación hacia Asia anteriormente dinámica, porque China, India y el resto de Asia están perdiendo ímpetu económico. China crecerá mucho menos que su media de 9%. India decrecerá de 8% a 5% o más. Por otra parte la política militar de alejamiento del régimen de Obama, su política de exclusión y proteccionismo excluirá cualquier estímulo nuevo que proceda de China.

El militarismo agrava la depresión económica

Estados Unidos y el Reino Unido serán los mayores perdedores en la reconstrucción económica de la posguerra iraquí. De los proyectos de infraestructura por valor de 186 billones de dólares, Estados Unidos y el Reino Unido ganarán menos del 5% (Financial Times 16 de diciembre de 2011). El resultado será parecido en Libia y otros lugares. El militarismo imperial de Estados Unidos destruye a su adversario, se llena de deudas para hacerlo y las entidades civiles cosechan los lucrativos contratos económicos de reconstrucción de la posguerra.

La economía estadounidense se contraerá en 2012 y un pronunciado incremento del desempleo sustituirá la “recuperación sin creación de empleo de 2011” . De hecho toda la fuerza de trabajo se encogerá a medida que la gente que ya no recibe prestaciones por desempleo deja de inscribirse [como desempleados].

La explotación de la mano de obra (“productividad”) se intensificará a medida que los capitalistas obligan a los trabajadores a producir más por menos dinero y de esta manera se ensancha la brecha salarial entre ingresos y ganancias.

Recortes salvajes en los programas sociales acompañarán la depresión económica y el aumento del desempleo, con el objetivo de subvencionar a los bancos y las industrias con problemas financieros. Los debates entre los partidos versarán sobre cuán grandes han de ser los recortes para los trabajadores y pensionistas con el fin de procurar la ‘confianza’ de los titulares de bonos. Confrontado con opciones igualmente limitadas, el electorado reaccionará mediante el rechazo de los cargos actuales, la abstención o la movilización masiva organizada y espontánea, como la protesta Occupy Wall Street. El descontento, la hostilidad y la frustración impregnarán la sociedad. Los demagogos del Partido Demócrata victimizarán a China; los demagogos del Partido Republicano culparán a los inmigrantes. Los dos fulminarán a los “fascistas islámicos”, especialmente a Irán.

Nuevas guerras en medio de la crisis: los sionistas aprietan el gatillo

Los ‘52 presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses’ y sus seguidores “Israel es lo primero” en el Congreso, el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro y el Pentágono fomentarán la guerra con Irán. Si tienen éxito, la consecuencia será una conflagración regional y la depresión mundial. Dado el éxito del régimen extremista israelí para conseguir la obediencia ciega del Congreso estadounidense y la Casa Blanca acerca de sus políticas bélicas, hay que descartar cualquier duda.

China: mecanismos compensatorios en 2012

China se enfrentará a la recesión global de 2012 con varias posibilidades de aminorar sus consecuencias. Pekín podría producir bienes y servicios para los 700 millones de consumidores internos que actualmente están fuera del circuito económico. Al aumentar los salarios, los servicios sociales y la seguridad del medioambiente, China podría compensar la pérdida de mercados exteriores. El crecimiento económico de China, que depende fuertemente de la especulación inmobiliaria, se verá afectado adversamente cuando estalle esta burbuja. Se producirá una fuerte depresión, bancarrotas municipales y más conflicto social y de clases. Esto podría traer más represión o una gradual democratización, lo que afectará profundamente a las relaciones entre el mercado y el Estado. Lo más probable es que la crisis económica fortalecerá el control estatal del mercado.

Rusia se enfrenta a la crisis

En Rusia la elección del Presidente Putin conducirá a menos apoyo de los levantamientos y sanciones promovidas por Estados Unidos contra los aliados y socios comerciales rusos. Putin reforzará sus vínculos con China y se beneficiará de la desintegración de la UE y el debilitamiento de la OTAN.

La oposición apoyada por los medios occidentales utilizará su influencia financiera para erosionar la imagen de Putin y alentar los boicoteos a la inversión, aunque perderá las elecciones presidenciales por un margen grande. La recesión mundial debilitará la economía rusa y la forzará a escoger entre una mayor propiedad pública o una mayor dependencia de fondos estatales para rescatar a destacados oligarcas.

La transición entre 2011 y 2012: del estancamiento y la recesión regionales a la crisis mundial

El año 2011 preparó la infraestructura para la desintegración de la Unión Europea. La crisis empezó con la defunción del euro, el estancamiento en Estados Unidos y el estallido de protestas masivas contra las desigualdades obscenas a nivel mundial. Los acontecimientos de 2011 constituyeron un ensayo general del nuevo año de guerras comerciales a gran escala entre las grandes potencias, lo que agudizará las luchas imperialistas y la probabilidad de que las rebeliones populares se conviertan en revoluciones. Además, el recrudecimiento de la fiebre bélica orquestada por los sionistas contra Irán en 2011 promete convertirse en la mayor guerra regional desde el conflicto entre Estados Unidos, India y China.

En 2011, el régimen de Obama anunció una política de confrontación militar con Rusia y China y otras políticas destinadas a socavar y degradar el auge de China como poder económico mundial. Frente a la creciente recesión económica y el declive de los mercados exteriores, sobre todo en Europa, se desarrollará una importante guerra comercial. Washington perseguirá con agresividad políticas que limiten las exportaciones e inversiones chinas. La Casa Blanca incrementará sus esfuerzos para desestabilizar el comercio e inversiones de China en Asia, África y otros lugares. Podemos esperar mayores esfuerzos por parte de Estados Unidos para explotar los conflictos internos étnicos y populares y para incrementar su presencia militar frente a la costa china. Tampoco se debe descartar una gran provocación o incidente fabricado dentro de este contexto. En 2012 esto podría dar lugar a rabiosos llamamientos chovinistas a una nueva y costosa ‘Guerra Fría’. Obama ha proporcionado el marco y la justificación para una confrontación a gran escala y largo plazo con China, lo que se interpretará como un esfuerzo desesperado de apuntalar la influencia estadounidense y las posiciones estratégicas en Asia. El “cuadrilátero de poder” militar estadounidense -Estados Unidos, Japón, Australia y Corea del Sur- con el apoyo satélite de Filipinas, enfrentará los vínculos de mercado de China con la propaganda militar de Washington.

Europa: más austeridad y lucha de clases

Los programas de austeridad impuestos en Europa, desde el Reino Unido a Latvia y Europa del sur se afianzarán en 2012. Despidos masivos en el sector público y menos salarios y empleos en el sector privado conducirán a un año de lucha de clases y continuos desafíos a los gobiernos. Las suspensiones de pago acompañarán las ‘políticas de austeridad’ en el sur, lo que dará como resultado quiebras de bancos en Francia y Alemania. La clase financiera dirigente del Reino Unido, aislada de Europa pero predominante allí, animará a los conservadores a ‘reprimir’ los disturbios populares y laborales. Emergerá un nuevo estilo de gobierno autocrático ‘neoThatcher’; la oposición sindical emitirá protestas vacías y tensará la correa del populacho rebelde. En resumen, las regresivas políticas socioeconómicas introducidas en 2011 han establecido el escenario para nuevos regímenes de estados policiales y posibles confrontaciones sangrientas más intensas con los trabajadores y jóvenes desempleados sin futuro.

Las guerras futuras que pondrán fin a Estados Unidos como lo conocemos

Dentro de Estados Unidos, Obama ha puesto los cimientos para una nueva y gran guerra en Oriente Próximo al concentrar ahora a los soldados que operaban en Iraq y Afganistán contra Irán. Con el fin de menoscabar a Irán, Washington está desarrollando operaciones militares y civiles clandestinas contra los aliados iraníes en Siria, Pakistán, Venezuela y China. La clave de la estrategia bélica de Estados Unidos e Israel contra Irán es una serie de guerras en estados vecinos, sanciones económicas a escala mundial, ataques cibernéticos destinados a neutralizar industrias vitales y asesinatos terroristas clandestinos de científicos y militares. El impulso, la planificación y la ejecución de las políticas estadounidenses que conducirán a la guerra con Irán se pueden atribuir empíricamente y sin ninguna duda a la configuración sionista de poder (CSP) que ocupa posiciones estratégicas en el gobierno estadounidense, los medios de comunicación de masas y la ‘sociedad civil’. Un análisis sistemático de los diseñadores de las políticas estadounidenses que implementan las sanciones económicas en el Congreso descubrirá los papeles fundamentales que ejercen los ‘megasionistas’ (‘Israel es lo primero’) Ileana Ros-Lehtinen y Howard Berman; Dennis Ross en la Casa Blanca , Jeffrey Feltman en el Departamento de Estado y Stuart Levy y su sustituto David Cohen en el Departamento del Tesoro. La Casa Blanca está totalmente en deuda con los recaudadores de fondos sionistas y recibe órdenes de los ‘52 presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses’. La estrategia israelí-sionista es rodear a Irán, debilitarlo económicamente y atacarlo militarmente. La invasión de Iraq fue la primera guerra de Estados Unidos realizada para Israel; la guerra de Libia la segunda; la actual guerra por poderes contra Siria es la tercera. Estas guerras han destruido o están destruyendo a los adversarios de Israel. En 2011 las sanciones económicas diseñadas para crear descontento en Irán fueron las principales armas escogidas. La campaña de sanciones globales ocupó todas las energías de los principales grupos de presión judío-sionistas. No han encontrado ninguna oposición en los medios de comunicación de masas, el Congreso o la Casa Blanca. La CSP no ha recibido prácticamente ninguna crítica por parte de las revistas, movimientos o grupos socialistas, de izquierdas o progresistas, salvo pocas insignes excepciones. El traslado de tropas estadounidenses de Iraq a las fronteras de Irán realizado el año pasado, las sanciones y el impulso de la Quinta Columna de Israel dentro de Estados Unidos extendieron la guerra en Oriente Próximo. Esto seguramente significará una agresión “sorpresa” aérea y marítima por parte de las fuerzas estadounidenses, basada en el pretexto de “inminente ataque nuclear” urdido por el Mossad israelí y fielmente transmitido por la CSP a sus lacayos del Congreso estadounidense y la Casa Blanca para el consumo mundial. Será una guerra larga, sangrienta y destructiva para Israel; Estados Unidos costeará los gastos militares directos y el resto del mundo pagará el carísimo precio económico. La guerra de Estados Unidos promovida por los sionistas convertirá la recesión de principios de 2012 en una importante depresión para finales del año y probablemente provocará levantamientos masivos.

Conclusión

Todo indica que 2012 será un año decisivo de crisis económica implacable que se extenderá desde Europa y Estados Unidos a Asia y sus dependencias en África y América Latina. La crisis será verdaderamente global. Las confrontaciones imperiales y las guerras coloniales minarán cualquier esfuerzo de atenuar esta crisis. Como respuesta surgirán movimientos de masas cuyas protestas y rebeliones, esperemos, se transformarán en revoluciones sociales y la en toma del poder político.