Existía un temor en el gobierno norteamericano a que la concesión de un visado se entendiera como una oferta de refugio a un presidente al que se acusa de una campaña de represión que se ha cobrado las vidas de centenares de manifestantes prodemocráticos. Finalmente, y tras la intercesión del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, Obama le concedió el permiso solicitado.
Según el Departamento de Estado, un representante de Saleh contactó recientemente con la embajada norteamericana en Saná, la capital de Yemen, y pidió autorización para un visado de visita médica. Previamente ya había recibido tratamiento por el ataque contra su palacio en Arabia Saudí.
La ausencia del presidente de Yemen puede ofrecer al gobierno y a los manifestantes de aquel país una tregua para allanar el camino a las elecciones de febrero, que marcarán el final del mandato de Saleh.
La represión gubernamental ha provocado airadas quejas por parte de la Casa Blanca. El principal asesor en materia de antiterrorismo de Obama, John Brennan, telefoneó el domingo al vicepresidente de Yemen, Abdrabuh Mansur Hadi, para pedirle moderación en la respuesta militar a las manifestaciones.