
Los incidentes estallaron al mediodía cuando unos 200 policías estatales intentaron disolver la protesta estudiantil con gases lacrimógenos. Los estudiantes respondieron con piedras y cócteles molotov. En la refriega, según una versión aún sin confirmar, una de las bombas caseras incendió una de los surtidores de una estación de servicio próxima. La policía asegura que realizó disparos al aire para impedir la total destrucción de la gasolinera. El incendio obligó a cortar la circulación de los cuatro carriles de la autopista.
Los estudiantes, quienes se preparan para ser maestros, pedían la reanudación de clases en su escuela, suspendidas hace varios días por los profesores en demanda de un aumento salarial, y oportunidades de trabajo para ellos.
Efectivos del Ejército y de la Policía Federal participan en el operativo Guerrero Seguro contra el crimen organizado puesto en marcha por el Gobierno federal en ese Estado el pasado octubre. Un mes antes los maestros de 170 escuelas públicas de Acapulco iniciaron una serie de huelgas para exigir al gobernador del Estado protección ante la extorsión de que eran objeto por parte de los carteles de la droga. Los narcotraficantes les exigían un porcentaje de su sueldo bajo la amenaza de secuestrarlos y llegaron a asesinar a algunos de ellos con intención de amedrentar a todo el colectivo. La zona es un territorio en disputa entre el cartel del Golfo, fundado por Juan García Abrego, y el cartel independiente de Acapulco.
Un miembro de la organización no gubernamental Red Guerrerense de Derechos Humanos, Manuel Olivares, condenó el asesinato de dos estudiantes, hijos de campesinos, a quemarropa, mientras los narcotraficantes se siguen paseando por las calles del Estado de Guerrero.
Según datos del Gobierno mexicano, la cifra de homicidios vinculados a la acción del crimen organizado creció en Guerrero un 100 % entre enero y septiembre de 2011 respecto del año anterior.