
Al-Assad, cuyo gobierno ha sido condenado por Occidente, la Liga Árabe y anteriores aliados, rechazó las sugerencias de dimitir y criticó las sanciones impuestas a Siria.
“La gente fue de casa en casa. Niños fueron arrestados. Yo ví esas fotos”, dijo Walters a Al-Assad, a lo que el mandatario respondió: “Para ser franco con usted, Barbara, no le creo”.
Al ser consultado sobre el caso de un joven de 13 años, presuntamente detenido y asesinado por las fuerzas de seguridad de su país, luego de una protesta, el líder sirio afirmó: “Esa no es la noticia. Me reuní con su padre y él dijo que no había sido torturado como apareció en los medios”.
En la primera entrevista con un medio estadounidense desde que comenzaron las protestas, Al-Assad negó haber ordenado una represión y responsabilizó de la violencia a criminales, extremistas religiosos y terroristas que se mezclan con los manifestantes pacíficos.
Además afirmó que las víctimas de la violencia en las calles no fueron civiles que protestaban luchando contra décadas de un régimen partidista.
“La mayoría de las personas que han sido asesinadas son partidarias del gobierno. Los muertos incluyen 1.100 soldados y policías”, detalló.
Admitió que sólo algunos miembros de sus fuerzas armadas fueron demasiado lejos por causa propia, no en nombre del Gobierno. Sin embargo, destacó que los mismos ya fueron castigados por sus acciones.
“Cada acción brutal fue por un individuo, no por una institución, eso es lo que ustedes tienen que saber”, expresó, aclarando al mismo tiempo que “hay una diferencia entre tener una política de represión y tener algunos errores cometidos por algunos funcionarios.
Finalmente, el presidente Bashar Al-Assad reiteró que durante las distintas manifestaciones que se han presentado en Siria “No hubo ninguna orden de matar o ser brutal (…) Nosotros no asesinamos a nuestro pueblo”.