Agencias
Atenas. – El líder de la oposición, Antonis Samaras, se reunió con el primer ministro para evitar la bancarrota del país. El ministro de Finanzas, Evánguelos Venizelos, podría ser el sucesor
Mientras Papandreu no decida lo que va a hacer, es un obstáculo para cualquier posible solución», declaró, tras reunirse con el presidente griego Carolos Papulias para hablar, entre otras cosas, de la posible formación de un gobierno de unidad nacional. «Si renuncia, los cosas seguirán su rumbo», agregó Samaras.
Antes de empezar la entrevista, el líder opositor había juzgado necesario que Grecia transmita «un mensaje de estabilidad». «Soy consciente de la angustia del pueblo griego. Cada cual tiene que asumir sus responsabilidades, debemos transmitir un mensaje de estabilidad y confianza hacia el exterior y de estabilidad y normalidad hacia el interior», declaró.
Papandreu puso este sábado en marcha el proceso para formar un Gabinete de unidad nacional que sea capaz de sacar adelante el plan de salvamento económico acordado la semana pasada con Europa. Se presentó por la mañana ante el presidente de la República, Karolos Papoulias, para anunciarle el inicio inmediato de las negociaciones. «La falta de acuerdo preocuparía a nuestros socios europeos sobre nuestra permanencia en la Eurozona». Pero la oposición, con el partido de centro derecha Nueva Democracia en primera fila, pide su cabeza antes de pactar. «No estoy pegado a la silla», dice Papandreu, asumiendo que tiene un pie fuera del Gobierno.
Las conversaciones ya están fraguándose los despachos. Yorgos Karatzefiris, líder del partido radical ortodoxo Laos, con 16 disputados, discrepa de la postura de Nueva Democracia, con 86 representantes. «Debemos darnos cuenta de que no tenemos un primer ministro. Es una formalidad. Papandreu dimitió ayer en el Parlamento, y los aplausos que recibió fueron igual por su discurso que por su despedida». La coalición de izquierdas Syrizia, con nueve diputados, y el Partido Comunista griego, con 21, también exigen la dimisión.
El Pasok, desde este sábado con 154 de los 300 miembros del Parlamento, confía en acabar por convencer a dos de los grupos pequeños, Izquierda Democrática (ID) y Alianza Democrática (AD), una vez liquidado Papandreu, según explicaron al diario El País fuentes cercanas al proceso. Con ellos, y algunos diputados socialistas desertados que esperan recuperar, alcanzarían esos 180 votos necesarios. Pero el proyecto, de salir adelante, dejaría muy en entredicho el espíritu de lo que es un Gobierno de unidad nacional: deja fuera el gran partido de la oposición y, además, se basa en el apoyo de una suerte de partidos artificiales que jamás se ha presentado a las elecciones. Ambos se han creado hace menos de dos años: Alianza como una escisión de Nueva Democracia, e Izquierda Democrática con diputados que rompieron con el izquierdista Syrizia.
El poder de Papandreu lleva debilitándose en la calle y su partido desde que comenzó la crisis de deuda soberana. Pero el disparo en la pierna se lo pegó al convocar un referéndum sobre el rescate que ponía lo ponía en peligro. «Si dejo el poder, al menos, lo haré como alguien antiautoritario», dijo el viernes en el Congreso.
Un sondeo del periódico Proto Thema señala que el 52% de los consultados quiere un pacto y el 32% prefiere comicios.