Paradigmática ha sido la actividad de Agrexco en el Valle del Jordán, donde tenía siete centros de embalaje. El Valle del Jordán es una franja de tierra fértil ocupada militarmente por Israel, situada en la parte oriental de Cisjordania, al borde del río Jordán y del Mar Muerto. Allí el estado colonial anexiona impunemente tierras palestinas, expulsando a sus propietarios o impidiéndoles el acceso a éstas. Israel se apropia ilegalmente del 98 % del agua de este territorio, mientras prohíbe que la población palestina originaria construya pozos. Y como tercer pilar de este sistema colonial del que Agrexco era un eslabón fundamental tanto en el plano simbólico como estratégico, Israel explota la mano de obra palestina desposeída de sus tierras.
Al exportar entre el 60% y el 70% de los productos de las colonias israelíes, como tuvo que reconocer en el año 2006 ante un tribunal británico su gerente general, Agrexco violaba el derecho internacional humanitario. Y con la misma insolencia, infringía el derecho del comercio internacional, al etiquetar como productos israelíes frutas, verduras y flores provenientes de cultivos de estas colonias.
Por estas razones, Agrexco fue inmediatamente considerada como “objetivo irrebatible para la campaña internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones lanzada en 2005 por la sociedad civil palestina”, en palabras de José Luis Moragués, activista de la Coalición contra Agrexco (CCAG). Esta coalición nacida en Languedoc-Roussilon (Francia) en abril 2009, tras el ataque israelí Plomo Fundido contra la Franja de Gaza, se fijó el objetivo de parar el proyecto del Presidente de la Región de ampliar las instalaciones portuarias de Sétes para recibir entre 200 mil y 500 mil toneladas de productos importados por Agrexco.
Aunque parezca imposible, con marchas, piquetes y acciones legales, esta coalición de partidos, asociaciones y sindicatos lo logró. Los motivos a los que se alude la liquidación de Agrexco están vinculados a la bajada de ventas, la crisis económica y las malas condiciones climáticas en Israel. Pero fue a raíz de la campaña de boicot cuando la compañía comenzó a sufrir la bajada de ventas de sus productos de en Europa, y tras esto se desencadenó un efecto dominó. Las acciones de la Coalición Contra Agrexco han jugado un papel importante para que llegase este momento.
Según José Luis Moragués, el éxito de la coalición ha radicado en que aglutinó, junto a las organizaciones que tradicionalmente configuraban el movimiento de solidaridad con Palestina, a organizaciones campesinas, ecologistas, decrecentistas, grupos de consumo, etc. Para estos nuevos colectivos, boicotear Agrexco equivalía a atacar un modelo de producción, comercialización y distribución agroalimentaria de tipo colonial, depredador y criminal. Y a apostar por otro modelo: la soberanía alimentaria.
Nicolas Duntze, campesino de la Región Languedoc Roussillon, miembro de la Vía Campesina francesa y activista de la Coalición contra Agrexco (CCAG), señala que los intereses de una compañía exportadora colonial, como es Agrexco, son completamente opuestos a los intereses de los campesinos colonizados. “Los campesinos, dice Nicolas, tenemos vocación de producir alimentos, no en primera instancia para exportarlos, o para lucrarnos, sino para seguir viviendo en nuestro país, alimentando a la población que vive aquí. El interés de una compañía colonial alimentaria es totalmente diferente: impone a los colonizados tipos de producción destinados a ser exportados hacia mercados que le resultan provechosos, mediante una producción de bajo coste, y en condiciones muy duras”. Sobra sentenciar que a Agrexco no le importaba ni la mano de obra palestina, ni la seguridad alimentaria de la población local.
Con bloquear los puertos marítimos y aéreos por donde Agrexco importaba sus productos o pretendía hacerlo, la coalición no solamente “ayudó a los campesinos palestinos a reconquistar un poco de su seguridad alimentaria, y un poco de su autonomía”, como se felicita Nicolas Duntze, es una victoria contra el colonialismo israelí y una victoria contra el imperialismo del agronegocio. Pero sobre todo, es un invite a que el movimiento de solidaridad y el movimiento campesino sigan tejiendo alianzas en torno a la defensa de la soberanía alimentaria y de los derechos del pueblo palestino..
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Productos israelíes comercializados en España:
Dátiles Carmel (producidos en el Valle del Jordán). Agua mineral Eden (de los Altos del Golán ocupados). Productos de belleza y cremas Ahava (del Mar Muerto). Sistemas de riego Netafim (comercializado por Regaber en España) y Eindor (comercializado por Copersa en España) …y otros muchos productos cuyo código de barra termina en 729 o 29.
Puedes consultar las siguientes páginas web:
http://www.nodo50.org/csca/