Cuando Rubalcaba, en el arranque de la campaña, mostraba su preocupación por los “indiferentes” de izquierdas que podían favorecer la victoria del PP, estaba preocupado en realidad por el hecho de que el PSOE no cuenta con suficiente “indiferencia” de su lado como para equilibrar la que va a dar la victoria a sus gemelos rivales. En algún sentido, el reproche a los sectores abstencionistas es el de que se interesan demasiado por la política como para votar, lo que sin duda perjudica a sus intereses. La “indiferencia” es mucho más reaccionaria -y por lo tanto mucho más constante- que el compromiso, siempre crítico, y el PSOE, a pesar de todos sus méritos, no ha logrado convencer a los “indiferentes” de que es tanto o más reaccionario que el PP. Por eso durante las campañas electorales se vuelve durante tres semanas de izquierdas, o anfibio entre los dos bandos, tratando de sumar votos conscientes a sus votos indiferentes.
¿Y el movimiento 15-M? Su inmenso valor reside en el hecho de que surgió de esa misma indiferencia para repolitizar la razonable desconfianza en los políticos, los partidos y las instituciones. Su potente fuerza deslegitimadora se reflejará escasamente en los comicios, pues quedará absorbida, de manera dispersa, en abstención, voto en blanco y apoyo consciente a fuerzas minoritarias. La propia distribución que refleja la encuesta citada deja al movimiento fuera de juego. Pero “fuera del juego” es donde ahora mismo se juega la posibilidad de conservar -como en los monasterios medievales la cultura- la vida política. La conciencia y la democracia discurren paralelas al poder, que se reproduce sin embargo, con todos sus efectos reales y a veces mortales, a partir de la indiferencia. El propósito, por tanto, debe ser doble: alejar a la indiferencia de las urnas, donde se vuelve peligrosísima (sobre todo en tiempos de crisis), y preparar un recinto donde los indiferentes, primero inofensivos, luego conscientes, puedan repolitizarse antes de volver, por una vía u otra, al poder. Se necesita tiempo, es verdad, pero cuanto más anticapitalista sea el 15-M, más conciencia creará; y cuanto más 15-M sea el 15-M, más apoyos recibirá.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-poder-de-la-indiferencia.html