Felipe Gutierrez P.

 

El capitalismo en el que vivimos es el sistema político, económico y social que regula la vida de 7.000 millones de seres humanos. La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner postuló hoy en Cannes que para el mundo cambie su situación actual “es necesario tocar intereses” y destacó la necesidad de volver al “capitalismo en serio”, en el que el eje central es el “consumo”.

La presidenta viene a postular una tesis en la que se pudiera instaurar en uno (reivindica el capitalismo argentino) o varios países un sistema capitalista “en serio” con objetivos de justicia social, independencia económica: la actual fase del capitalismo, el capitalismo global, eclipsa todo intento de instaurar un modelo capitalista que de manera sustentable pueda resolver los problemas esenciales de grandes masas poblacionales

 

El actual capitalismo, el único vigente, nos ha dejado como saldo:

  • Más de 1,000 millones de seres humanos que viven con menos de un dólar al día·
  • 448 millones de niños sufren insuficiencia ponderal.
  • 20 % de la población mundial detenta el 90% de las riquezas.  
  • Un niño de cada cinco no tiene acceso a la educación primaria.  
  • 80% de los refugiados son mujeres y niños  
  • 876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos tercios son mujeres 
  • Cada día, 30 000 niños de menos de 5 años mueren de enfermedades que hubieran podido ser evitadas 
  • En los países en desarrollo, más de un niño de cada diez no llegará a cumplir los 5 años. 
  • Más de 500 000 mujeres mueren cada año durante el embarazo o en el parto.  
  • Hoy en día, 42 millones de personas viven con el virus del SIDA, de las cuales 39 millones viven en países en desarrollo.      
  • Más de 1,000 millones de personas no tienen acceso a agua potable. ·
  • 2,400 millones de personas se ven privadas de instalaciones sanitarias satisfactorias.
  • En África subsahariana, una persona de cada tres sufre hambre crónica. 
  • 2,800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 dólares al   día.

Estos datos de la realidad forman parte del sistema imperante y es falso e infantil a esta altura del desarrollo de las sociedades y las ciencias económicas plantear un supuesto “anarco-capitalismo” marcado por la falta de regulación de los mercados financieros.

La presidenta Kirchner afirmó además que “Estamos peor que hace tres años”, quejándose al recordar el estallido de la crisis con la quiebra de Lehman Brothers y al subrayar que “la preocupación debemos centrarla en el mercado financiero” durante su intervención ante las organizaciones patronales de los países del G20, que se desarrolla en paralelo en Cannes.

Sucede que el propio sistema es quien empeora las condiciones de vida de la población por momentos en algunos territorios y por momentos y dadas determinadas condiciones, en otros, siendo el capital y los capitalistas por su naturaleza, perversos, egoístas y sanguinarios, desatando guerras e invasiones como lo ha demostrado la historia humana en Latinoamérica y el mundo (aunque en el G 20 Cristina no parece haber hecho mención sobre la anarco OTAN. Desvincular el guerrerismo imperial y el capitalismo “no serio” sería una burla a la inteligencia de al menos los seres políticos pensantes (el Pueblo) que día a día captura las imágenes desde la pantalla de televisión o computadora para enterarse de que viene el capitalismo en los países en los que no funciona: todos.

Pedir “soluciones claras y concretas sobre la regulación del sistema financiero” a “quienes lideran el mundo” es al menos, ingenuo.

Es más, añadió que si se siguiera esa lógica habría que regular igualmente las patentes de los medicamentos, que pueden plantear un obstáculo para el acceso a ellos, “y sin embargo no he escuchado ninguna palabra” para hacerlo. Cristina no ha modificado las leyes argentinas de patentes beneficiarias del denunciado anarco capitalismo, como tampoco la ley de minería que beneficia las anarco mineras lideradas por la anarco Barry Gold.

El supuesto “anarco-capitalismo financiero” en que los capitales un día están en el mercado del petróleo, otro en el de los alimentos o de otras materias primas es la esencia del capitalismo depredador de recursos naturales en el que se sostiene todo el sistema de capitalismo “en serio” y del que Cristina no parece percatarse.

Criticó que pese a los “miles de millones de dólares inyectados en el sistema financiero”, la cuestión no se ha resuelto, y se pronunció por volcar ese dinero “en la economía real” porque “si no hay consumo ¿cómo vamos a crecer?”, parafraseando a Marx en términos de la contradicción esencial del capitalismo que desplaza a sus consumidores del circuito de compras.

La economía real es precisamente la de la especulación, el saqueo, la explotación de los trabajadores, la ampliación de la frontera agrícola y el uso de transgénicos, la elaboración de “biocombustibles” haciéndolos pasar como buenos porque le dan “valor agregado a las materias primas” (cuando en realidad contaminan más que el petróleo y presionan sobre el precio de los alimentos).

La presidenta argentina dijo creer “que estamos todavía en tiempo de poder establecer soluciones”, y consideró que “es mejor enfrentar esos intereses poderosos pero minoritarios que enfrentar la furia de una sociedad”, como ocurrió en Argentina hace poco más de una década.

Sin embargo sabemos que dentro del sistema capitalista que ha evolucionado a su actual fase, el “anarco capitalismo financiero” es ley y se está imponiendo en todo el planeta.

La intervención de Fernández fue la única que estuvo abierta a la prensa -por decisión de la presidencia argentina- de una sesión de trabajo que contó entre otros con la presencia del ministro francés de Agricultura, pero también de empresarios con fuertes intereses en Argentina.

“Si hemos probado durante muchos años curar a un enfermo y el enfermo no mejora, es tiempo de cambiar el tratamiento, las recetas”, dijo Cristina.

Pero la sociedad argentina sabe por haber sufrido su sobredosis de capitalismo real que el médico es el sistema capitalista, el tratamiento es el capitalismo y las recetas son capitalistas para un enfermo (el mundo) en estado terminal.