Como ya lo vimos en un trabajo anterior, la Santa Madre Economía es la que conduce hoy todas las decisiones políticas (por supuesto a nivel de las cúpulas, los pueblos nada tienen que ver con ellas), y sus grandes popes son los poderosos bancos y los organismos económicos transnacionales, quienes están dictando a los gobiernos europeos en crisis las acciones a seguir.
Claro que estas acciones sólo tienen que ver con defender los intereses de los grandes capitales y se limitan a imponer a los gobiernos –a cambio de una “ayuda” que consiste en proporcionarles el dinero en préstamo para que paguen a los mismos bancos las deudas contraídas (o sea volver a recuperar sus capitales y no asumir ninguna responsabilidad sobre una crisis de la cual ellos son un importante factor)– “paquetes” económicos neoliberales que consisten en la manida receta de imponer a los Estados la eliminación de todo tipo de políticas sociales, la venta a privados de sus infraestructuras y servicios a precios de gallina flaca, la contracción no sólo de sus activos sino de sus potestades, los cambios de régimen impositivo eximiendo a los grandes capitales y gravando a las mayorías, y en definitiva el traslado del pago de las “deudas” a las poblaciones.
Un ejemplo más de la miopía del gran capital, cuyo único interés es el mantener el lucro inmediato, sin ninguna reflexión sobre las consecuencias (la sociedad es algo bastante más complejo que las ganancias inmediatas y el flujo de los mercados). Algunas de estas consecuencias ya se están perfilando:
- Las terribles decisiones políticas que se están tomando están forzando al máximo las capacidades del vetusto sistema político europeo. Los estamentos políticos están hoy completamente separados de los ciudadanos, y toman sus decisiones fundamentalmente orientadas a su supervivencia inmediata. Esto está llevando a colapsar el régimen de partidos que gira cada vez más en el vacío. En Grecia, el ojo del huracán, el primer ministro Papandreu no ha podido evitar su renuncia y el llamado a elecciones para poder formar un gobierno de “unidad nacional”, que quiere decir tener de acuerdo a los partidos políticos para poder seguir imponiendo el “paquete” impuesto por la Unión Europea, so pena de alejar a Grecia de la zona del Euro (aunque no existan formas legales para hacerlo, si los poderes económicos lo consideran necesario así será). El principal partido opositor de derecha, Nueva Democracia condicionó renuncia y elecciones para participar en ese gobierno de unidad. En Italia, cuando en la reunión del G20, Francia y Alemania le imponen a Berlusconi la supervisión del FMI (Fondo Monetario Internacional) para la aplicación del “paquete” económico respectivo, éste pierde no sólo un voto de confianza en su Parlamento, sino la mayoría parlamentaria que tan firmemente había asegurado a fuerza de presión política y compra de votos. Se ve también obligado a renunciar, a formar un gobierno de transición y a llamar a elecciones anticipadas. En España, el próximo en la lista de colapsos, no importa quien gane las elecciones a realizarse en pocos días, de todas formas será quien tenga que aplicar al máximo el paquete económico correspondiente, que tiende a convertirse en cada vez peor, ya que la economía española sigue mostrando cotidianamente los índices crecientes de deterioro que parecen ser imparables. La única diferencia entre el PP (Partido Popular) y el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) consistirá en una diferencia de estilo. Los del PP impondrían el paquete en una forma desnuda y brutal, acordes con su visión de “derecha” y los del PSOE intentarían hacerlo con más “delicadeza”, pero ambos estarán obligados a seguir apretando las clavijas sobre el pueblo español. En situación similar se encuentran otros países como Portugal, que están también aplicando la receta. Todo esto sólo acentúa el derrumbe del sistema político europeo, que hace tiempo que de “democracia” conserva sólo el nombre.
- Mientras tanto las poblaciones siguen alzándose, haciendo huelgas y manifestando, a pesar de que la represión ha sido hasta ahora la única respuesta que estos gobiernos han tenido. En Grecia y en España los movimientos sociales en la calle no sólo no han cedido, sino que siguen aumentando sus volúmenes y sus protestas. Italia sigue pareciendo una bomba de tiempo. ¿Qué sucederá si sus poblaciones van a una explosión social? En Inglaterra (que no pertenece a la zona Euro pero que comparte sus problemas) la feroz represión y el endurecimiento hacia la derecha del gobierno –que aspira a aplicar leyes antiterroristas a los manifestantes– no impiden tampoco que la gente salga a la calle. Es claro para todo el mundo, menos por supuesto para los grandes capitales y los gobiernos, que las mayorías están cada día menos dispuestas a perder el Estado de Bienestar y caer en la pobreza, la marginalidad y la exclusión, esta vez no por causa de guerras, sino por la forma en que se han conducido las decisiones en las cúpulas. El desencanto absoluto en el vetusto sistema político se refleja no sólo en la creciente abstención electoral, sino en el incremento de la protesta directa.
En definitiva la situación no ha variado. Más de lo mismo sólo trae más de lo mismo. Una vez más las políticas suicidas del gran capital siguen alimentando la hoguera que está llevando al “primer mundo” hacia su derrumbe final. La caída de Europa sólo puede acelerar la de su Socio Mayor, los Estados Unidos, cuyos propios problemas son también enfrentados con la huída hacia adelante, con la derechización acelerada de sus cúpulas, el aumento de la represión interna y el exacerbamiento de sus aventuras intervencionistas y militares.
Solo parecen estar quedando como esperanzas, una China que sobrevivirá si es capaz de no dejarse arrastrar en el colapso del sistema, un Islam que parece estar haciendo esfuerzos por sobrevivir por su cuenta, y una América Latina nuestra que está realizando sus mejores esfuerzos de unión e integración para poder seguir su propio camino en medio del caos.