Marc Almodóvar
La Directa

Según las fuentes, estaba previsto que 21 toneladas de este material, que ha generado una enorme polémica en el país a causa de las nocivas consecuencias que tiene para la salud , llegaran a lo largo de esta misma semana al país. El material sería propiedad de la empresa norteamericana Combined Systems, con sede en Pennsilvània.

Fruto de la represión policial y el uso de gases, en la plaza Tahrir, epicentro de las protestas, la venta de máscaras anti-gas aumentó de forma exponencial. Los vendedores se situaban en las puertas de los vagones del metro cairota describiendo, como si de una campaña publicitaria se tratara, situaciones catastróficas. “Lanzan coetes!”, gritaba uno. “Protejase del gas tóxico prohibido por los americanos!” sentenciaba su compañero.

 

En los improvisados hospitales de campaña de la plaza, este era un tema recurrente de debate. Los síntomas presentados por muchos afectados eran distintos a los sufridos en enero, cuando se usaron bombas similares para reprimir las protestas.

“En aquel entonces, con un poco de vinagre en la nariz o coca-cola en los ojos, se calmaban los efectos” assegura el médico voluntario Hassan Ahmed, “pero ahora los efectos son mucho peores”.

Jóvenes manifestantes preparan mezclas de agua y levadura que lanzan a la cara de otros jóvenes para paliar los efectos de los nuevos gases.

“No sabemos qué es lo que nos lanzan exactamente, pero el personal sanitario sospecha que muchos de los jóvenes han muerto por los efectos nocivos de estos gases”, sostiene Hassan.