Carlos Borgna


Al día siguiente de haber ganado la interna, Cristina Fernández de Kirchner, mandó a la Cámara de Diputados el proyecto de ley sobre la extranjerización de la tierra; y el Senado debatió, en esa misma semana, la incorporación al Banco del Sur. El escenario fue el Parlamento.


La noche del 54,11%, en el marco de los festejos en el hotel y en la Plaza de Mayo, reafirmó dos conceptos centrales: En el primero de los lugares dijo: “… Y yo creo que lo importante es lograr un lugar en el corazón de nuestro pueblo; creo que lo importante es saber leer los ojos de los millones de argentinos. Muchas veces los dirigentes se desesperan leyendo los diarios y mirando televisión. Yo les pido que miren más los ojos de los argentinos, que recorran el país de punta a punta y vean…” y en el segundo, instó; claramente, a organizarse para garantizar y profundizar el modelo mas allá del año 2015. La militancia había ocupado la calle.


En Francia, frente a los empresarios más poderosos del mundo precisó que sin consumidores no hay capitalismo y advirtió lo que pasaba cuando la gente se enojaba al no tener respuesta a sus reclamos y necesidades. Era un espacio internacional, una geografía de poder concreta.

Ante a las movidas especulativas del dólar, una batería de medidas, para frenar corridas y desestabilizaciones.


En la cena de la UIA, en un ámbito estrictamente empresarial, habilitó políticamente la discusión del reparto de ganancias, aunque no de la manera en que lo pretendía la CGT; marcó varios limites al accionar empresarial con ejemplos específicos y volvió a recordar que los pedidos permanentes por los medios de comunicación no forman parte de su estilo, a la hora de tomar decisiones.


Escenarios, definiciones y proyecto político. Cristina está conduciendo, poniendo en agenda temas o facilitando el debate.


¿Qué lecturas nos merecen estos hechos? ¿Cuáles han sido las actitudes y acciones de los distintos sectores del kirchnerismo frente a estas precisiones de la Presidenta de la Nación?