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El domingo 23 de octubre, la Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández, fue reelecta mediante voto popular por un nuevo período, alcanzando una diferencia de más de 8 millones de votos en relación al candidato Hermes Binner y demás candidatos de la Derecha y el Imperialismo.  Este hecho, que nos llena de alegría, tiene que ser analizado a la luz de construir un mundo mejor para los pueblos de Nuestra América.

La idea de este documento, es generar algunos elementos de reflexión sobre lo ocurrido en la Argentina, pues desde el Frente Internacionalista Bolivariano, consideramos trascendental no sólo para esa Nación, sino para toda América Latina y El Caribe, lo ocurrido el pasado domingo.

Sería útil comenzar haciendo una descripción de la estructura y contexto político-económico que antecedió a la llegada de los Kirchner y al proyecto de transformación asumido por el pueblo argentino. En este sentido, lo primero que debemos mencionar es que a partir del año 1998 se acentúa un proceso de recesión económica, producto de la aplicación de políticas neoliberales, que supuso el desplome total de la economía argentina. Las políticas de alineación al FMI, la asunción de esquemas económicos que configuraron un incremento exorbitante de la deuda pública externa, así como la implementación de programas internos que afectaron materialmente al pueblo de Argentina (el famoso “Corralito”, que impedía a las personas disponer a voluntad de sus ahorros en los bancos con la intención de contrarrestar la devaluación del peso), fueron algunos de los elementos presentes y asumidos por la dirección burguesa de la “Democracia” de fachada, sucesora cómplice de los años del gorilato argentino.

Este escenario, fue el caldo de cultivo de las protestas de un pueblo que asumía con indignación la aplicación de dichas políticas (clase media, sectores del agro, campesinos, entre otros), y de sectores que mantenían un importante saldo organizativo como consecuencia de las luchas históricas asumidas en contra de la Dictadura y el Capitalismo en todas sus expresiones. Este escenario trajo como consecuencia la renuncia de seis (6) presidentes y la materialización de unas elecciones en el año 2003, en las cuales resulta electo el compañero Néstor Kirchner, con el compromiso de impulsar una “Argentina unida, seria y más justa”.

El Proyecto de transformación del pueblo argentino, impulsado por los Kirchner, tiene como característica principal su postura como proyecto de reconstrucción de la nación argentina, consolidando una alternativa real a la superación del neoliberalismo. Este proyecto mantiene los siguientes elementos:

  1. Soberanía sobre los recursos y finanzas nacionales: Materializado en la firme posición de encarar el problema de la deuda externa y la abusiva política de pagos impuesta por el FMI. Esto implicó el reposicionamiento del papel del Estado como eje de políticas económicas anticíclicas que permitieron mejoras en las variables de crecimiento económico, al tiempo que se estructuraba una política tendiente de distribución social de la renta.
  2. La Unión Latinoamericana como estrategia fundamental de su Política Exterior: Recordamos la Cumbre de 2005 en Mar del Plata, donde la acción conjunta de los compañeros presidentes Kirchner, Chávez, Lula y Tabaré “enterraron al ALCA” frente a las pretensiones del Imperio. De esta manera se imponía la necesidad de superar las crisis de la región a través de la Integración Latinoamericana. Llegado a este punto, se materializa con el Kirchnerismo, el planteamiento de que la superación del neoliberalismo no era un problema nacional, coyuntural y aislado, sino regional, estructural y generalizado en el contexto internacional. Es decir, se asumió que el capitalismo es un fenómeno imperial-global.

    En medio de este contexto regional, se consolida la unión latinoamericana. La Unasur es ya una realidad en construcción, se fortalece el Mercosur y se construye la Comunidad de Estados de Latinoamérica y El Caribe (CELAC).

  1. La reivindicación de la lucha histórica por los Derechos Humanos y la alternativa anti-capitalista: es obligatorio destacar la política de Estado en materia de Derechos Humanos, a partir de la derogación, durante el mandato de Néstor Kirchner, de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final (2003), que impedían juzgar a los responsables de los asesinatos y desapariciones de la última dictadura argentina.

    En abril de 2010, fue condenado el último presidente de facto de la dictadura militar argentina (1976-1983), el Ex-General Reynaldo Bignone, a 25 años de cárcel como coautor de crímenes de lesa humanidad.

  1. La política antiimperialista – anticolonialista: Un último elemento, lo constituye la reivindicación de la Argentina sobre la soberanía de las Islas Malvinas. Es importante resaltar la valiente y aguerrida posición del Kirchnerismo en este tema, y se hace necesario consolidar espacios de legitimación y apoyo a la justa reivindicación por parte de la Revolución Bolivariana de Venezuela y los movimeintos que hoy nos agrupamos en torno al Gran Polo Patriótico.

Estas políticas, asumidas por el proyecto Kirchnerista y el pueblo argentino, han tenido su continuación bajo la presidencia de la reelecta compañera Cristina Fernández.

La continuidad del proyecto de transformación argentino, se ratifica en la celebración del Bicentenario de la Independencia de los países de América. Pero no el hecho simple de la celebración histórica, sino en la definición y en la asunción del proyecto de la definitiva independencia, en la resolución de los aspectos más nobles de la argentinidad. Es la vigencia de la gesta independentista de los libertadores Bolívar y San Martín, que hermanan no sólo a Venezuela y Argentina sino a todos los pueblos de Suramérica. Decimos esto y recordamos junto a Cristina y Néstor, aquello que fue invisibilizado por la historiografía burguesa, asumimos como nuestras las luchas populares interculturales que se venían gestando en Nuestra América: pueblos originarios, negros, gauchos, criollos, mestizos, mujeres y hombres que dieron su vida antes y después de la lucha revolucionaria de mayo contra la opresión imperialista en territorio argentino.

La reelección de la compañera Cristina, es la ratificación histórica de las luchas de los pueblos libres del continente, con ella se robustece el rol de Argentina como factor que impulsa un nuevo equilibrio geopolítico en la región. Esto, por supuesto, genera en lo más vil del pensamiento conservador de América, un rechazo profundo, que se expresa en intentos de desestabilización política, económica y social. Un ejemplo claro, fue la reacción violenta y desestabilizadora de los empresarios agrícolas y ganaderos argentino al proyecto de ley de elevación del impuesto a la exportación en el año 2008, que amenazó con dejar sin alimento al Pueblo de la Argentina, uno de los principales productores mundiales de alimentos; también el sabotaje permanente al Gobierno de Kirchner, por parte de los medios de comunicación privados, encabezados por el Diario Clarín, fiel colaborador de la época de la Dictadura.

Para finalizar, podemos afirmar que la lucha del Pueblo de la Argentina es la lucha del Pueblo Bolivariano de Venezuela, que todos estos elementos no son más que condicionantes que nos obligan a profundizar nuestro compromiso con la lucha de nuestros pueblos. Que el internacionalismo no es un capricho sino una necesidad. Que el enemigo es uno sólo: el Imperialismo. Y que nuestro tiempo ha llegado.

alexandersuarezg@gmail.com

Gabier Rangel, Alexander Suárez y Xabier León

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