NOTA de Matrizur: la ONU  liderada por EE UU es el primer factor de desigualdad

 

La Jornada

 

Nueva York. La población mundial superará el lunes los 7 mil millones de habitantes, según estimaciones de la ONU, que subraya la necesidad de redistribuir la riqueza para combatir las crecientes desigualdades.

Cada país celebrará de manera distinta este nuevo récord de explosión demográfica: algunos escogerán a un bebé cuyo nacimiento marque simbólicamente el suceso, y otros organizarán rallys o festividades.

En Zambia, se llevará a cabo un concurso musical, y en Vietnam, un concierto titulado «7 Billion: Counting On Each Other» (7 mil millones de personas apoyándose mutuamente). En Rusia, las autoridades repartirán regalos a algunos recién nacidos, mientras que en Costa de Marfil, actores locales ofrecerán un espectáculo.

Sin embargo, para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el día que marca la existencia de 7 mil millones de seres humanos no es motivo para alegrarse, ya que los recién nacidos llegarán a un mundo contradictorio, en el que hay a la vez «mucha comida y mil millones de personas que se van a dormir hambrientas cada noche».

 

«Mucha gente goza de lujosos estilos de vida mientras muchos otros viven en la pobreza», dijo Ban en una entrevista con la revista estadunidense Time.

El récord demográfico del lunes debería ser visto como «un llamado a la acción», instó.

La nueva cifra demográfica representa un incremento de mil millones de personas con respecto a la que se estimó justo después de la media noche del 12 de octubre de 1999, cuando la ONU nombró a un recién nacido bosnio, Adnan Mevic, como el habitante número 6 mil millones.

El entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, fue fotografiado en un hospital de Sarajevo, sosteniendo a Mevic en sus brazos.

La familia de Mevic vive hoy día sumergida en la pobreza, lo que explica, en parte, que este año no habrá foto simbólica con el jefe de la ONU para inmortalizar el nuevo récord demográfico.

«No se trata de números. Se trata de personas», indicó Ban en una escuela de Nueva York la semana pasada.

«Siete mil millones de personas que necesitan alimento suficiente. Energía suficiente. Buenas oportunidades en la vida para el empleo y la educación. Derechos y libertades. La libertad de expresión. La libertad de criar a sus propios hijo en paz y seguridad», agregó.

Dirigiéndose a los estudiantes, el jefe de Naciones Unidas añadió: «Todo lo que ustedes quisieran para ustedes mismos, pero multiplicado por 7 mil millones».

Ban llevará este mismo mensaje al G20, que reunirá a las economías desarrolladas y emergentes más importantes del mundo la próxima semana en el sur de Francia.

La creciente población, aunada a la grave crisis económica mundial, podrían obligar a que los líderes del planeta se preparen para más protestas como la Primavera Árabe y las manifestaciones anti Wall Street.

«La fuerza del consenso de las protestas populares es la expresión de un hecho evidente: la creciente incertidumbre económica, la volatilidad del mercado y las cada vez más marcadas desigualdades han alcanzado un punto crítico», señaló Ban en una carta dirigida a los líderes del G20, cuya cumbre se llevará a cabo los próximos 3 y 4 de noviembre.

Según estimaciones de la ONU, cerca de dos bebés nacen cada segundo, por lo que la cifra de los 7 mil millones seguirá aumentando en la próxima década, hasta alcanzar 10 mil millones hacia 2100.

Naciones Unidas prevé que India se convierta en el país más poblado del mundo hacia 2025, cuando sus habitantes sumen alrededor de mil 500 millones, superando así a China.

Mientras tanto, los expertos están de acuerdo en que el mundo enfrentará enormes desafíos para combatir la pobreza y proteger el medio ambiente.

Un reporte del Fondo de Población de la ONU (UNFPA) subraya que el mundo enfrentará crecientes obstáculos para crear empleos para las nuevas generaciones, especialmente en los países pobres, y que el cambio climático y la explosión demográfica atizan las crisis de hambruna y de sequías.

Al mismo tiempo, el envejecimiento de la población es un problema para Japón y los países europeos, cuyas repercusiones afectarán las políticas de migración, salud y empleo, advierte el documento.