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El diputado comunista Aldo Rebelo, nombrado hoy como nuevo ministro brasileño del Deporte, anunció que adoptará una posición de «independencia» en las negociaciones con la FIFA en torno al Mundial de fútbol de 2014: «Hay que mantener una posición de cooperación, pero también de independencia».

«El gobierno es un ente público con responsabilidades ante la nación y sus ciudadanos, mientras que el ente que organiza el Mundial es privado y se mueve por intereses objetivos que no siempre coinciden con intereses del Estado», afirmó el político llamado a reemplazar a Orlando Silva, quien renunció anoche en medio de un escándalo de corrupción.

Al mismo tiempo, aseveró que no planea proponer al Congreso cambios en el texto de la Ley General del Mundial, que ha motivado quejas de la FIFA, que considera como demasiado blandas las penas para delitos de piratería y teme perder ingresos a raíz de la legislación brasileña que ordena vender entradas por la mitad del precio para ancianos y estudiantes jóvenes.

«Yo fui líder estudiantil y siempre defendí la media entrada. Esto es además lo que está en la legislación brasileña. No es mi atribución revisar la Ley General del Mundial. Esto le corresponde a la Cámara Baja. Yo defenderé la posición del gobierno y el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo», expresó.

Rebelo, quien es correligionario de Silva en el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) se destacó hace una década como presidente de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) abierta por el Congreso para investigar sospechas de irregularidades en el contrato de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) con la transnacional de materiales deportivos Nike.

Las investigaciones, que se prolongaron por casi tres años, revelaron numerosos indicios de irregularidades en el fútbol y, aunque no resultaron en medidas concretas contra los implicados en sospechas, contribuyeron a deteriorar las relaciones de Rebelo con el presidente de la CBF, Ricardo Teixeira, quien hoy preside también el comité organizador local (COL) del Mundial de Brasil 2014.

En la época, llegó a estar considerado como «enemigo número uno» de Teixeira.

Hoy, Rebelo se manifestó convencido de que la investigación que comandó hace diez años no perjudicará sus relaciones con el COL ni con la FIFA: «En la época, estuve incluso en la sede de la FIFA para llevar denuncias (contra dirigentes brasileños), pero no creo que ello genere resquemores sobre mi actividad como ministro».

Según asesores de Rousseff, Rebelo fue designado para el cargo en razón de su larga experiencia, que incluye varios mandatos como diputado federal y un período de un año como ministro de Coordinación Política y Relaciones Institucionales, durante el pasado gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva.

Dirigentes del PCdoB, a su vez, afirmaron que la principal misión de Rebelo en el nuevo cargo será la de superar la crisis instalada en el Ministerio del Deporte hace casi dos semanas, cuando Orlando Silva fue acusado de cobrar sobornos de organizaciones no gubernamentales (ONGs) interesadas en obtener financiación pública para proyectos de desarrollo deportivos infantiles en comunidades pobres.

En este sentido, se da como probable que Rebelo deje sin vigencia todos los convenios firmados hasta ahora con ONGs, para investigar posibles irregularidades, y que destituya a políticos del PCdoB que ocupan cargos importantes en el Ministerio, para reemplazarlos por personal técnico.

Medidas idénticas han sido adoptadas por Rousseff en los últimos meses en otros ministerios alcanzados por denuncias de corrupción que llevaron a las renuncias de los titulares de las carteras del Gabinete Civil, Antonio Palocci, Transportes, Alfredo Nascimento, Agricultura, Wagner Rossi, y Turismo, Pedro Novais, todos -tal como Silva-, «heredados» de Lula.

La mandataria, quien asumió el poder en enero pasado, ha reemplazado además en agosto al titular del Ministerio de Defensa, Nelson Jobim, el único que abandonó el gobierno por problemas políticos, y no a raíz de acusaciones de corrupción.