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La princesa de Bahréin, Nura bint Hamad al-Khalifa, fue acusada de participar en sesiones de torturas a las que fueron sometidos los médicos arrestados durante la violenta represión de las protestas antigubernamentales que ocurrieron en el país durante los pasados meses de febrero y marzo.

Según los afectados, la princesa y a la vez agente secreto de la Policía golpeaba a los detenidos con palos y mangueras de caucho e incluso aplicaba descargas eléctricas para extraer confesiones sobre su supuesta participación en las protestas en contra del régimen de ese país. Los acusaba de tomar el control de uno de los principales hospitales bahreiníes, guardar allí armas y suministrarlas a los manifestantes.

Además, los médicos responsabilizaron a varios agentes de la fuerza pública por mal trato. Según ellos, algunos de los uniformados los amenazaban con violar a las mujeres que se encontraban entre los detenidos.

Al respecto, un portavoz del Ministerio de Información de Bahréin comentó que cualquier abuso por parte de la Policía será investigado por una comisión independiente de defensa de los derechos humanos. Sin embargo, evitó realizar comentarios sobre las acusaciones contra la princesa