Para que se tome una dimensión del problema, esos 600 billones de dólares equivalen a una decena de veces el total del PIB mundial, o a más de 40 veces el PIB de Estados Unidos. ¿Entiende ahora el nerviosismo del presidente Obama y de Tim Geithner, para que Europa agilice las inyecciones al sistema financiero y recapitalice la banca europea? Es porque Estados Unidos es el país más expuesto a la reacción en cadena que generaría el impago griego dado que se propagaría como un reguero de pólvora por la banca francesa y alemana reventando al otro lado del Atlántico en los principales bancos de Estados Unidos.
Hasta el año 2009, cinco bancos estadounidenses acaparaban el 80% de los derivados financieros. La magia de la concentración financiera hace que hoy sean sólo cuatro bancos los que concentran el 95,9% de los derivados, de acuerdo a este informe de la oficina del Contralor de divisas. Los cuatro bancos son: JPMorgan Chase, Citigroup, Bank of America y Goldman Sachs.
Los derivados han desempeñado un papel crucial en la amplificación de la crisis y en lugar de atacar el problema se les ha permitido llevar la crisis en una espiral fuera de control. El resultado es labomba de tiempo de 600 billones de dólares que está a punto de explotar. Es el valor nocional o total del apalancamiento mundial permitido por la magia de la desregulación financiera. Una magia que permitió crear dinero desde la nada y que multiplicó por 100 y 200 veces cada euro real. Es el dinero fiduciario o fraccionario al cual apostó el sistema en el casino global de los últimos treinta años.
El concepto de valor nocional es importante porque cuando se habla de activos apalancados, como opciones o derivados, significa que con muy poco dinero se puede controlar una situación totalmente desproporcionada que puede ser 10,20, 30 o 100 veces mayor a las inversiones reales y que se podrían financiar realmente con dinero en efectivo. El PIB mundial está en torno a 60 billones de dólares, lo que es apenas el 10% del mercado mundial de derivados que supera los 600 billones de dólares.
Esto es lo que ocultan las preocupaciones de Geithner y Obama por la situación de las finanzas europeas. Basta un pequeño colapso en Grecia para que el efecto cascada o dominó se propague como un reguero de pólvora por toda Europa. Al final de este enorme tsunami están los bancos de Estados Unidos, los primeros que serían arrancados de raíz si Europa no frena a tiempo la bancarrota griega.