Massimiliano de Vecchis

El que fue uno de los lideres del tercer mundo, yace ahora en un congelador de un centro comercial de su ciudad natal, probablemente al lado de algunos restos animales. La congelación romperá sus articulaciones , el resto será fotografiado para regocijo de muchos. Luego siguiendo el ritual, su cadáver deberá desaparecer; quizás descuartizado y los tristes restos desperdigados por algún lugar desconocido. Alguno de los que participan en el festín, tendrá seguramente espíritu comercial y conservara algún diente, o dedo, algún video, en fin algún resto, real o virtual, que pueda vender con buenas ganancias en EBay o You Tube.

Explicar quien era K. no tiene sentido. Justificar o condenar el accionar de occidente, no tiene sentido. Porque hace tiempo nos dimos cuenta que ya nada tiene sentido, que vivimos un gigantesco engaño y que somos cómplices del desmoronamiento de un mundo.

Solo nos quedan del fin de K imágenes , algunas tomadas en el momento mismo de la muerte, explicitas, implacables, terribles, inhumanas; epilogo de cosas que sabíamos que sospechábamos, que condenábamos, pero encubiertas por el velo de un lenguaje político, condenando o justificando el accionar de K.

Nuestra cultura occidental esta magníficamente representada en esa jauría hambrienta que se disputa el dar el ultimo golpe a lo que ya es un cadáver, arrancar un pelo de la barba, disparar un tiro a esa masa de carne sin vida.

Una cosa es segura, de K se hablara por mucho tiempo, cuando ya nadie recordará a Obama, el ridículo francés, el regordete inglés o el pervertido Italiano,.

maxdevecchis@gmail.com