Agencias

Georgia, octubre 2 – Miles de personas se reunieron este sábado en la Iglesia Bautista de Jonesville, cerca de Savannah, en Georgia, para despedir a Troy Davis, el hombre que fue ejecutado por inyección letal el pasado 21 de septiembre.

El funeral, al que asistieron familiares y amigos de Davis, además de vecinos que se oponen a la pena de muerte, se transformó en una multitudinaria protesta que pedía por la abolición de esa medida.

Sobre la condena de Davis, acusado de haber asesinado a un policía blanco en 1989, existían muchas dudas.

En las horas previas a su muerte, hubo una gran movilización mundial para salvarle la vida, pero los intentos fueron  inútiles.

En distintas localidades del sur del país, la gente marchaba por las calles pidiendo justicia. Muchos llevaban carteles  con fotos de Davis en los que se leía: «Muchas dudas» o «Yo soy  Troy».

Durante el oficio religioso, la gente que estaba en la iglesia rezó al unísono: «rogamos a nuestro Señor por el alma y  el cuerpo de Troy Davis, un mártir».