Víctor Borrego
Hoy, voy a intentar explicar de una manera sencilla un ejemplo en el que el consumismo y el capitalismo salvaje acaban con el empleo de la clase obrera.
Imaginemos una empresa de bebida que necesita producir al día 5000l y que para ello cuenta con 125 trabajadores con un sueldo de 1000€ cada uno. La empresa obtiene beneficios y sus empleados tienen una jornada laboral de 8 horas. Supongamos que los 125.000€ es el único gasto y que ingresa 5.000€ al día, obtendría un beneficio de 25.000€ al mes.
Sin incluir un avance tecnológico en los medios de producción que modifique la producción, imaginemos una bajada en la demanda diaria hasta los 3000l/día. Todo se solucionaría con la rebaja de la jornada laboral a 5 horas; con lo que la empresa fabricaría un excedente que haría bajar el precio y subir la demanda para, poco a poco, volver a la situación original.
Si con la bajada de la demanda en un 40% el precio se sitúa en 0’80€, la empresa ganaría 72.000€ al mes. Debería bajar el sueldo de sus obreros hasta los 576€, por debajo del SMI, para equilibrar las cuentas y sólo quedaría la solución de las ayudas o el despido de trabajadores. La empresa nunca perderá dinero y serán los trabajadores sin recursos los que bajarán su consumo en otros productos, extendiendo la situación a otras empresas.
Si el consumo sube, la cosa es muy distinta. Bastaría con ampliar la jornada laboral o contratar más trabajadores. El precio del producto podría subir pero eso significaría una bajada en la demanda; con los problemas que hemos visto que ello conlleva. Pero la demanda debe parar de subir… ¿o no?
Cuando la demanda no encuentra tope, el precio sube por el afán de obtener beneficio de la empresa y entran en juego los especuladores que provocan una subida de la demanda y del precio artificiales. Podéis pensar que la especulación sólo sucede con productos de gran valor como los inmuebles, pero en Holanda ya hubo una «burbuja» con los tulipanes. Se produce una situación de calma tensa en la que los trabajadores viven en una falsa bonanza que, tarde o temprano, acabará como el supuesto de la baja demanda.
Es cierto que la ley de la oferta y la demanda no suele ser tan extrema, pero ambos casos han pasado y es un hecho que vivimos sometidos a una sociedad consumista que juega con nosotros.
Entremos ahora en la innovación y el desarrollo de los medios de producción. Muchos críticos de los sistemas alternativos al capitalismo critican la falta de «competitividad» y de un estímulo que haga que la sociedad se desarrolle. Prefiero no entrar a discutir si una manera más eficiente de fabricar una bebida es el verdadero desarrollo que necesita la humanidad por lo que intentaré contestar de la manera más objetiva que me sea posible.
Supongamos que el desarrollo de una máquina (medio de producción) que mejore la producción cuesta 300.000€ y que cada unidad cuesta 6.000€ más un técnico que cobra 4.000€ al mes. La máquina produce el equivalente a 10 trabajadores y la plantilla se ve reducida a 10 máquinas y 25 trabajadores.
Hay unos gastos directos de 360.000€ que serán sufragados por un crédito y unos gastos mensuales de 42.500€. La situación para la empresa y para el banco es mucho mejor, pero no para los 90 trabajadores despedidos.
Una solución sería la de reducir el trabajo a media jornada, pero aún quedarían 55 trabajadores y la empresa no renunciaría fácilmente a los beneficios. La única solución factible es la bajada del precio del producto y el aumento de la demanda.
Esto es la vinculación definitiva del trabajo al consumo y de la innovación a los bancos o a grandes empresas que se lo pueden permitir. Los avances tecnológicos son progresivamente más caros y el consumo no sube eternamente aunque lo parezca. Esto es lo que produce que ya seamos consumidores y no personas.
Además, la necesidad de técnicos en los nuevos medios de producción hará necesario trabajadores más cualificados que, con los recortes en educación y el fracaso escolar, serán escasos en nuestro país. Esto, unido a la situación demográfica española de envejecimiento y decrecimiento, hará necesaria la llegada de migrantes.
La solución más respetuosa con la naturaleza del ser humano y el medio es la autosuficiencia, el consumo responsable y socializar los medios de producción, todo lo contrario al capitalismo salvaje. Los avances tecnológicos llegarán igual que en la sociedad de comprar pues, por ejemplo, los soviéticos fueron los primeros en desarrollar una central nuclear destinada a uso civil o el primer ordenador programable.