Agencias

Bogotá, octubre 31 – La victoria de Petro en Bogotá, el avance de los independientes, los altibajos de los partidos tradicionales, el retroceso del uribismo, la barrida al Polo y el giro hacia la Unidad Nacional, son hechos destacados de la jornada electoral de este domingo.

La victoria de Gustavo Petro en Bogotá, con su movimiento Progresistas, fue la nota predominante de la jornada electoral de ayer. Una vez más la capital se inclinó por la izquierda.

Los triunfos de Sergio Fajardo en Antioquia, de Rodrigo Guerrero en Cali, de Elsa Noguera en Barranquilla, de Campo Elías Terán en Cartagena, de Richard Aguilar en Santander o de Édgar Díaz en Norte de Santander, a pesar de que tuvieron el respaldo de algunos partidos, constituyen avances de dirigentes ajenos a la política tradicional. En ciudades intermedias aún pesan mucho las maquinarias, pero la democracia se oxigena con voces nuevas y discursos cercanos a la gente.

El modelo de Unidad Nacional que desarrolla  Juan Manuel Santos ganó un segundo aire con victorias claves: Álvaro Cruz en Cundinamarca, Guido Echeverry en Caldas y el mismo Fajardo en Antioquia.

En cambio, quien dejó ver un retroceso frente a los últimos comicios locales y regionales fue el uribismo, encarnado en la figura del expresidente Álvaro Uribe Vélez. No fue barrido como vaticinaban algunos analistas, pero perdió plazas importantes, incluso en su natal Antioquia, donde parecía imbatible. Lo que se aprecia es que la política santista de Unidad Nacional impera ahora sobre la postura uribista basada en el concepto de la seguridad como elemento determinante de la gobernabilidad.

En contraste, uno de los grandes derrotados de la jornada electoral de ayer fue el Polo Democrático. No sólo quedó relegado en lo que era su gran fortín, la capital de la República, sino que evidenció el mismo retroceso en Valle, Nariño y la Costa Atlántica.