Gonzalo Ledesma (*)

 

EL vacío humano y político causado por la no presencia física de Néstor Kirchner ha generado múltiples movimientos y realineamientos internos y externos en el denominado «kirchnerismo sin Kirchner».

 

La mítica y difusa “mesa chica” de decisiones políticas se ha modificado como también ha sucedido con las organizaciones políticas y sociales otrora kirchneristas que han reconfigurado su misión al incorporar varios de los “cuadros sociales” a la denominada “gestión”, delegando así en el funcionariado designado por la Presidenta Cristina Fernández, su propia iniciativa política.

 

Así, han quedado relegadas tras las elecciones del 14 de agosto apropiadas por La Cámpora (como brazo político de apoyo a la Presidenta) con el gerenciamiento de Amado Boudou como enlace de recambio generacional, con miras a neutralizar en el futuro cercano (a partir del 11 de diciembre) al agazapado neoliberal «peronista», Daniel Scioli.

 

El próximo recambio y reparto de cargos en los ministerios darán la medida de cuanto se ha modificado el proyecto de Néstor y hacia donde se mueve la línea ideológico-política del «kirchnerismo» en su reformateo hacia la “profundización del modelo”.

 

La política económica y social, junto a las relaciones exteriores marcarán en gran parte la línea programática de este espacio político-cultural de quienes intentan construir un proyecto que no puede ser continuación, ni copia ni calco del kirchnerismo, que ha lamentablemente finalizado en términos políticos un 27 de octubre de 2010, para dar paso a un imposible político: el kirchnerismo sin Néstor Kirchner.

 

(*) Militante social kirchnerista