Alberto Marino (*)
La presidenta argentina, Cristina Kirchner, fue muy enérgica en abril al decir que “parece una broma” que Londres exprese temor por eventuales planes militares de Buenos Aires para recuperar las Islas Malvinas cuando ese país europeo “la emprende a bombazos ante cada conflicto”, en alusión a Libia.
“He escuchado manifestaciones de dirigentes del Reino Unido en cuanto a su temor a lo que pueda hacer Argentina (por Malvinas) y parece una broma cuando uno los ve ante cada conflicto emprenderla a bombazos”, dijo Kirchner durante un acto en la ciudad de Río Gallegos (sur) en el 29 aniversario del inicio de la guerra con Londres en el archipiélago austral, un 2 de abril de 1982.
Cristina Kirchner dijo en abril que Argentina “sólo participa en misiones de paz, y es abanderada y ejemplo en el mundo en materia de no proliferación nucelar”, al tiempo que reiteró la disposición de su gobierno a canalizar los reclamos de soberanía en el archipiélago del Atlántico Sur a través de la via diplomática.
«En América del Sur, donde siempre se nos ha mirado con cierto desdén y desprecio intelectual desde los grandes centros de poder mundial, hemos afrontado en los últimos años situaciones conflictivas. Miren qué muestra de saber ejercer en serio la diplomacia con mayúsculas», agregó, en una fuerte crítica a los países que participan de la ofensiva en Libia.
Ultimamente y a pesar de los miles de nuevos bombazos sobre Libia, el asesinato de civiles, la desaparición de personas, el saqueo del petroleo, Cristina ha preferido un llamativo silencio que no es propio de un mandatario de la UNASUR, quienes a excepción de Evo, Chávez y Correa, no se han pronunciado recientemente sobre el genocidio de la OTAN y sus mercenarios procoloniales, los mismos de Malvinas, si reconocidos por el narco-paramilitar Santos.
¿Pero donde está la Cristina humanista?
(*) Ex combatiente de Malvinas