Ante el creciente desarrollo tecnológico y militar soviético, La Alianza determinó ampliarse urgentemente. Bajo la supervisión de los Estados Unidos, se decidió invitar a Canadá, Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega y Portugal. Las negociaciones giraron en torno a la creación de una alianza militar y tuvieron como resultado la firma del Tratado de Washington, el 4 de abril de 1949, donde se establecían las bases generales de la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Tras la desintegración de la Unión Soviética, en 1991, la OTAN reformula sus objetivos y actividades hasta apropiarse de la seguridad de todo el hemisferio norte. En este marco, se desarrolló la primera operación de agresión por parte de la OTAN en toda su historia. En 1999, La OTAN lanzó 5.000 ataques contra Yugoslavia. Bombardeó sin tregua las ciudades y pueblos yugoslavos, destruyendo fábricas, hospitales, escuelas, puentes, estaciones de abastecimiento de combustible y edificios del gobierno. Miles murieron y fueron heridos. Además de establecer un campo de pruebas de armamento nuclear de baja intensidad (los proyectiles de uranio empobrecido).
Sobre este nuevo concepto estratégico de la OTAN iniciado después de la caída del bloque soviético, el comandante Fidel con la sobriedad en el análisis que lo caracteriza, se preguntaba:
¿Significaría esto que cualquier día La OTAN, en virtud de una proliferación clandestina no solo de armas de destrucción masiva, sino también de una producción masiva de esas armas, podría proceder a lanzar miles de bombas sobre Jerusalén, Tel Aviv, ciudades israelitas y palestinas, destruir sistemas eléctricos, industrias, carreteras y todos los medios esenciales de vida de esos pueblos, matando directamente a decenas de miles de civiles inocentes y amenazando la existencia del resto de la población? ¿Puede ser esta la solución civilizada de semejantes problemas? ¿Podría asegurarse que no conduciría a un conflicto nuclear? ¿A dónde nos conduciría la nueva e insostenible doctrina de la OTAN?
En el 2001, la OTAN invocó por primera vez el Artículo 5 en respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre, justificación del discurso hegemónico de hoy. El artículo 5, es la clave del tratado y establece que en caso de una agresión contra un estado miembro, se compromete a tomar las medidas necesarias «incluyendo el empleo de la fuerza armada para restablecer y asegurar la seguridad en la región del Atlántico Norte»
En el año 2003, La OTAN se embarcaba en Afganistán, en lo que se conoce como su primera misión “fuera de área”. Con la excusa de combatir el terrorismo, después del auto-atentado evidente del 11 de septiembre del 2001, el imperialismo estadounidense expandía su política hegemónica en busca de nuevos recursos y un reposicionamiento estratégico.
“A nuestro humilde entender, la derrota de Estados Unidos en Afganistán, es más comparable desde el punto de vista geopolítico (más que militar) a la catástrofe en Irak, que provocó indirectamente el triunfo y el ascenso de Irán, al unísono de la decadencia irreversible multidimensional de Estados Unidos.” Alfredo Jalife-Rahme.
El 03 de Julio de 2005, en el Alo Presidente NRO 277, el comandante Chávez denunciaba ante el mundo: “La Operación Balboa”, impulsada por la OTAN y el imperialismo estadounidense para invadir Venezuela y hacerse de los recursos energéticos y estratégicos del país. Un ejercicio militar llevado a cabo por España, desde el 3 al 18 de mayo de 2001, simuló una guerra de invasión del occidente de Venezuela desde Colombia y Panamá. La simulación militar comprendió operaciones por aire, tierra y mar, según las cuales las fuerzas de Estados Unidos junto con las de sus aliados, atacaban el occidente de Venezuela, en la denominada “Operación Balboa”.
El comandante Chávez, respondió con contundencia a las pretensiones imperiales:
«Nosotros descubrimos, con labores de inteligencia, un ejercicio militar que tiene la OTAN de invasión contra Venezuela y nosotros nos estamos preparando para esa invasión. Si a Estados Unidos, y así lo digo, se le ocurre invadir Venezuela aquí comenzará una guerra, dijo Fidel Castro, yo lo copio, de cien años. Se incendiaría no sólo este país, buena parte de este continente; que no se vayan a equivocar, nos estamos preparando para resistir una invasión”.
Los días 19 y 20 de Noviembre del 2010; La OTAN se reunió junto con todos sus dirigentes y representantes de los países miembros, en Lisboa, Portugal. El objetivo; plantearse los nuevos desafíos del milenio. Reorganizar las fuerzas para seguir garantizando el saqueo del planeta.
La declaración final de la cumbre de Lisboa acordó evaluar dentro de dos años, en Nueva York, Estados Unidos, el progreso de los convenios suscritos en la capital portuguesa. El presidente Obama señaló en una rueda de prensa después de la cumbre, la necesidad de revisar en la capital estadounidense, el nuevo concepto estratégico de La Organización del Tratado Atlántico.
En Lisboa se reforzó la estrategia geopolítica y militarista de la organización y se convino, que a nombre de la seguridad de sus miembros, podrían intervenir cualquier país sin límites de ninguna índole.
La OTAN invitó a Rusia, nuevamente, a cooperar en el análisis del sistema de defensa antimisiles, que hasta ahora había sido rechazado por Moscú.
Todo un nuevo concepto estratégico para la muerte, diseñado por las mayores potencias mundiales, ponía en marcha a una de las organizaciones más criminales y despiadadas de toda la humanidad.
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