Durante la apertura del Consejo de Ministros semanal, en Jerusalén, Netanyahu insistió en que el asalto perpetrado el año pasado contra la flotilla fue “en defensa propia”.
«Nosotros no necesitamos disculparnos por haber actuado para defender a nuestros conciudadanos, a nuestros hijos y a nuestras ciudades (…) Israel tiene derecho a defenderse», aseveró.
Justificó además que el ataque era supuestamente para “para detener el contrabando de armas destinadas a Hamas”; e ignoró que desde el desembarco del Mavi Marmara (el barco turco asaltado por la marina israelí) ya se había dicho que los activistas no llevaban ningún tipo de armamento.
Pese a su rígida postura, también dijo que espera que la situación no sea un obstáculo para resolver los conflictos diplomáticos y las diferencias militares con Turquía.
“Espero que encontremos la forma de superar nuestras divergencias con Turquía. Israel no ha querido nunca y sigue sin querer hoy un deterioro de sus relaciones con Turquía», precisó.
El viernes pasado, Turquía decidió expulsar al embajador de Israel en Ankara y congelar las relaciones militares, en rechazo a la filtración del reporte de Naciones Unidas (ONU) sobre el asalto, que responsabiliza a ambos países del incidente.
En ese informe de la ONU, se acusó a Israel de utilizar una fuerza desproporcionada contra la flotilla y calificó de irrazonable la muerte de los activistas.
No obstante, también deja responsabilidad a Turquía porque, según el organismo multiestatal, el Estado sabía de la “legalidad” del bloqueo naval impuesto a Gaza por Israel, y además dice que la Marina turca pudo haber escoltado a los buques que llevaban la ayuda humanitaria a fin de evitar la tragedia.
La misión de esta Flotilla era llevar varias toneladas de ayuda humanitaria a la población palestina en Gaza, sumida en una aguda crisis humanitaria a consecuencia del bloqueo marítimo y terrestre que mantiene Israel sobre ese enclave desde 2006.
El ataque israelí sobre la embarcación de bandera turca también dejó heridas a más de 50 personas.